En el discurso político siempre se va a escuchar el interés por componer el tejido social, condición que se utiliza como herramienta para darle un toque dramático, pero ésta debe proyectar un interés y preocupación con apariencia de ser auténtico para ser creíble, y soltar las propuestas para lograrlo.
Una de las que más se escucha en la proximidad de elecciones, ya sean municipales, estatales o federales, es la promesa de apoyar al deporte de diferentes formas, incluyendo infraestructura adecuada, para con ello contribuir a disminuir la delincuencia y la violencia, esa es la apuesta.
Sin embargo, hacer referencia al deporte como pasatiempo, diversión o entretenimiento lo hace ver como una actividad muy simple, que bien puede ser sustituida por cualquier otra, es decir, no se le da la importancia que en realidad debería tener.
El gobierno normalmente destina alguna oficina, personal y algo de infraestructura, como canchas deportivas recicladas, o escolares, tal vez el anuncio del rescate de algún terreno baldío para ser utilizado como campo deportivo, y en el mejor de los casos, parques con máquinas de ejercicio corporal y con ello, creen en la administración que ya están cumpliendo con lo prometido.
No puede haber dada más lejano de la realidad, es como hacer las veces de papá o mamá, para mandar a sus retoños a divertirse al parque, y ¡ya! O cuando mucho, llevar a cabo programas de acondicionamiento físico para niños y adultos, con la promesa de que con ello, también se combatirá a la obesidad. En realidad la obesidad representa un problema grave de salud pública.
México se encuentra entre los países más obesos del mundo, la nada honrosa calidad la comparte con Estados Unidos, Nueva Zelanda, Hungría, entre otros. De acuerdo a la UNICEF actualmente ocupa el primer lugar en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos, precedido sólo por Estados Unidos.
Se relaciona la falta de actividad física con la obesidad, pero son muchos los factores que intervienen para el resultado señalado. La comida mexicana rica en calorías, la sustitución de entretenimientos cada vez más dependientes de aparatos electrónicos, el desinterés en programas deportivos, falta de orientación nutricional, costumbres, delincuencia, entre muchos otros.
Para el tema que nos ocupa, es el deporte el que normalmente representa interés cuando hay campañas políticas, o cuando se trata del abanderamiento de alguna delegación que se alista a competencias internacionales, en donde hasta ofrecimientos económicos hay para quien traiga buenos resultados, pero antes, en el transcurso de la preparación, poco, muy poco se ofrece a los deportistas.
Es por eso que los deportistas normalmente se encuentran distanciados de la política, aunque, como en todo, hay sus excepciones, pero esas terminan por ser contaminadas por el torbellino que todo lo enrarece, el interés mezquino de unos, por sobre el interés de los demás.
El deporte ha salido al comentario en infinidad de referencias, como parte de la educación, por salud, por cultura, por seguridad pública. ¿Cuántas veces hemos escuchado la cantaleta de que es mejor una sociedad haciendo ejercicio que inmiscuida en la delincuencia?, muchísimas veces, la pregunta sería ¿qué se ha hecho al respecto?
Cualquier cosa que presuman los que pueden proyectar al deporte como una verdadera herramienta útil y necesaria parta la reconstrucción del tejido social, no será nunca suficiente, y lo que les da en la cara otras tantas de esas oportunidades que han tenido para marcar una diferencia, es que deportistas de talla internacional, terminan por buscar apoyos en cualquier otra parte, porque los institutos, secretarías, o la dependencia encargada de atender a los molestos deportistas, se tiran la bolita unos a otros.
Por eso no termina de despuntar México como potencia en éste ámbito, sólo en la zona, pero la comparación a nivel mundial es abismal, no por eso es menor el esfuerzo que los atletas hacen, ya que como pueden, tanto ellos, sus familiares, amigos y conocidos, hacen la colecta para apoyar a quien tiene un claro potencial, lo curioso es que cuando alguno de ellos llega a obtener un prestigiado lugar en una justa, tarde se les hace a los que deberían estar involucrados para salir en la foto.
La actividad deportiva debe tener un lugar preponderante, ojalá así lo entendieran quienes tienen la posibilidad de darle el giro a como se ve en la actualidad, la indiferencia, por decir lo menos, decepciona y arrincona a los claros entusiastas por las diferentes disciplinas.
Con el nuevo gobierno federal, sólo hay un sector que se encuentra de pláceme, el béisbol, ya que quienes lo practican, así como los aficionados y empresarios involucrados en tan bella actividad, están felices por el hecho de que el presidente Andrés Manuel López Obrador tenga el gusto por ese deporte, al que ya le destinó un apoyo millonario, no así para los demás, que tendrán que esperar mejores tiempos.
Deportes como el futbol americano, automovilismo, tenis, entre otros, por tener más apariencia de ser neoliberales, o fifís, no correrán la misma suerte, ya lo señaló el mandatario federal, si hay contrato con la fórmula uno, se hace ese tan prestigiado evento, de lo contrario no se hará, igual con los equipos de la NFL que viajan a nuestro país, condición, que ha decepcionado a muchos y a otros no, los que no, es porque ya lo esperaban.
En cuanto a la entidad mexiquense, no parece lógico que la secretaría de Cultura en el Estado de México, a cargo de Marcela González, tenga entre sus obligaciones manejar todo lo que tiene que ver con el deporte, debería de tomarse más en serio el tema, porque el marco legal que lo regula parece mas letra muerta, pues no se cumple.
