Qué pena que ya pasó la Semana Santa y la de Pascua. Yo creí en serio, que todas las terribles noticias que vemos diario, oímos, y suceden, por lo menos en este tiempo se detendrían. Ya basta. Yo no vuelvo ni por default, a seguir los noticieros en la noche. Prefiero vivir las tradiciones bíblicas que me enriquecen y enaltecen más. Así pues, les platico:
Hace tres mil cuatrocientos cincuenta años, Moisés bajaba de la colina, trayendo las tablas de la ley. Esta es la primera aparición en el pueblo de Israel de la parte fundamental que condiciona y justifica la conducta del hombre.
“Y escribió Moisés esta Ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví que llevaban el arca del pacto de Jehová, ya todos los ancianos de Israel”
En esa fecha, cinco son también los libros que escribe y que son los primeros de La Biblia. Del Génesis, pasando por Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio, la Biblia establece su llamado Decálogo, en donde todo el pueblo de Israel, queda apercibido de hacer, conforme a la voluntad de Dios. Y ésta establece diez reglas fundamentales de obediencia y disciplina.
Hay que añadir, que hace una promesa: “Confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos”
Después, en la República, Platón analizó la Justicia respondiendo a la pregunta de: ¿qué es y cómo se consigue? Maquiavelo se centró en el problema de cómo conseguir y mantener el poder, y Hobbes se preguntó cómo mantener la ley y la orden dada la tendencia de la sociedad de desembocar en una guerra de todos contra todos. Rousseau cuestionó en una gran frase por qué “el hombre nace libre, y en todas partes está encadenado”. Aunque todos escribieron sobre diferentes aspectos de Política, ninguno tuvo un gran interés en la elaboración de Políticas Públicas. Es así como podemos entender que en todas las naciones se establecen, por necesidad, sus propias constituciones.
Un ejemplo de esto, es que en todo el siglo XX ha existido una contraposición del sistema político mexicano y un régimen con vocación extranjera. Principalmente el americano y el francés. Esto se vertió en el papel, pero en la práctica fueron otras cosas: normas políticas de centralización.
Y así la historia que no acabamos de entenderla, porque no la conocemos. Preferimos que las cosas pasen sin ton ni son. Los Aeropuertos, que se hagan en 2070; que la seguridad, tal vez algún día; que los cubanos arrasen con lo que encuentran en suelo mexicano y que los muertos sigan y sigan pululando. ¡Ya qué!