Hoy es día del maestro y por esta razón escribiré hoy de los grandes mentores que nos formaron, no de la contrarreforma educativa, de los conflictos sindicales y sus intereses.
Recordar a Justo Sierra, a José Vasconcelos, a Jaime Torres Bodet, a María Lavalle Urbina, a Javier Barros Sierra, a Don Horacio Labastida, al Ing. Heberto Castillo, a Luis Mascott, a Dolores Castro, a Laura Pavón, siempre a mis maestros, a los que caminan por la sierra en situación de estrechez y han cumplido su misión con la niñez mexicana al sembrar la semilla del conocimiento y nos llevan a plantearnos nuevos caminos, hoy que la tecnología es la que decide, por ejemplo: ¿en el futuro serán necesarios los salones de clases como los conocemos, con un maestro al frente?, ¿las materias que se enseñarán serán las que actualmente se imparten?, ¿se seguirá preparando a los alumnos para acumular conocimiento que se encuentra en Internet?, ¿o se les preparará para aprender, analizar, reflexionar, explorar, sintetizar? Finalmente, el conocimiento tecnológico determinará o ya lo hace, en algunos lugares del planeta, los planes de estudios. Hacia donde ir entonces.
Surgen las dudas: ¿la tecnología dictará qué estudiar o será el estudioso, el investigador quien lo haga?, ¿el conocimiento será instantáneo o se profundizará en él?, ¿los campus serán tecnológicos? Son más las preguntas que las respuestas, y es en ello en lo que tendría que estarse trabajando con los expertos en diversas ramas de la educación.
Revisar el pasado es necesario para documentar las experiencias que den pie a la exploración del futuro en materia educativa con grupos que independientemente de los ámbitos de conflicto continúen diseñando el mañana de la educación, seriamente, que es el de la civilización, homologados e interrelacionados con lo que ocurre en el mundo.
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@MargaJimenez4