Es el rating, lo más importante para el Presidente

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Es el rating, lo más importante para el Presidente

Miércoles, 26 Junio 2019 00:12 Escrito por 
Es el rating, lo más importante para el Presidente Lo bueno, lo malo y lo serio

Lo que resulta ser lo más importante en la política del presidente Andrés Manuel López Obrador es el rating que obtiene y que le hizo acreedor al “botón de oro” de YouTube, por llegar a un millón de suscriptores en su canal, que con sobrada emoción dedicó a las benditas redes sociales.

Con motivo de tan loable logro que consiguió el mandatario mexicano, presumió la plática que sostuvo con Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, a quien le expresó que cuando se encontraba en la oposición había un cerco informativo de los medios convencionales y que no había información de lo que hacía.

Así mismo, dejó claro que llenaba plazas, que protestaba por las políticas emprendidas desde el gobierno y que no salía absolutamente nada en los periódicos, radio o televisión, por eso, el elogio a las redes sociales, sin embargo, señaló que en algunos casos se debe estar padeciendo de los boots, como si no hubieran sido utilizados durante su campaña en su favor.

La pregunta que deberíamos hacernos es ¿qué ganan los mexicanos con el logro de su presidente en este aspecto? La respuesta podrá tenerla cada uno de los habitantes del México actual, aunque la política social, la economía, la seguridad, esperen por ser atendidas por quien se regodea por su logro.

Si lo más importante para el titular del ejecutivo federal es que como resultado de las charlas mañaneras a las que se insiste en llamar conferencias, que además por fuerza de la investidura presidencial congrega a una importante cantidad de medios informativos nacionales y extranjeros, entonces, el logro tiene un mérito a medias, porque no es su carisma lo que ha provocado tal mención, pues al tratarse del líder del país tiene todo a su favor para lograrlo. Y si esto es lo más importante para él, para los mexicanos y para México, entonces sí, habrá que aplaudir.

No es un secreto que desde siempre López Obrador disfruta de la atención que recibe de los medios de comunicación, de la gente, de las redes sociales y en especial, se siente como pez en el agua ante cualquier auditorio siempre y cuando él controle el micrófono. Hay que aceptar que son pocos como el tabasqueño que se mueven con la libertad como lo hace, y que sabe llegarle al pueblo.

Sólo que el mandatario se pierde al momento de entender cuál es su función actual, con el 53% de votos que representan a más de 30 millones de mexicanos, es de los titulares del ejecutivo con mayor legitimidad en base a tal conquista que puede presumir, no es poca cosa.

Pero tampoco es lo mismo ser candidato a tener el cargo que ostenta, una gran cantidad de ciudadanos, los que no votaron por él, que no por eso dejan de amar a su país como en ocasiones pretende hacer creer el de Tabasco, estarían felices si se les cerrara la boca a sus quejas con decisiones acertadas para manejar correctamente la política social y la distribución de la riqueza.

Nada más alejada se encuentra la realidad que acelera el paso a una recesión económica y que contrasta con la popularidad del presidente, podría ser mejor tener a un presidente que aunque no fuera tan popular, tomara decisiones en beneficio de todos y no a uno que se felicite por conseguir un premio que lo reconoce por haber llegado al millón de suscriptores.

El que sea popular el representante de una nación, no necesariamente proyecta a un líder capaz de enfrentar y resolver los problemas que aquejan a los ciudadanos, y tampoco le da autorización para arremeter contra quien no lo alabe o use la crítica como derecho.

Por eso, para el originario de Macuspana, lo suyo, lo suyo, es el mitin, las marchas, los plantones, estar en campaña permanente, son sus mejores armas, porque cuando las cosas no le favorecen como en un debate, se pierde, lo vimos balbucear con Ricardo Anaya cuando ambos eran candidatos, al que sólo atinó a decirle “canalla, canallín” lo que fue celebrado por sus seguidores, y desde entonces saca dichos y frases pintorescas, lo que lo hace merecedor a esa popularidad que tanto presume.

Pero que el tabasqueño sepa dichos, historias, relatos y chistoretes graciosos, no abonan en nada para los mexicanos. El primero de julio celebrará el primer año de su triunfo en las urnas, en el que veremos un triste espectáculo, con miles de aplaudidores que vitorearan la sarta de mentiras que les serán recetadas a ellos, y a toda la nación, desmintiendo los números del gobierno que encabeza, con sus propios datos para hacer ver su realidad que no existe.

Las cifras serán manipuladas a su conveniencia, aunque por mucho que las disfrace no dejarán de existir, y así se presentará en una plaza seguramente llena en donde echará bravatas, y se aventará confeti, por eso no las quiere dejar, porque ¿de gobernar?, pues nomás no se le da.

Pero si el bien de la república debe basarse en la popularidad de su presidente, entonces vamos de gane, aunque todo lo demás vaya cada vez peor, economía, seguridad, salud, tendrán que esperar, lo importante hoy, es la capacidad de multiplicar seguidores, y continuar con una compra descarada por medio de programas sin control, repartiendo dinero a manos llenas para cubrir la cuota que necesita, y ¿la oposición?, de risa.

 

 

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio