Siempre lo he dicho, las niñas y niños nacen puros y blancos de toda maldad, los adultos nos encargamos de envenenarlos.
Uno de esos venenos, es el odio dirigido a las personas homosexuales.
El fin de semana me tocó caminar detrás de una pareja de chicos tomados de la mano, para mí algo natural y normal entre personas que se tienen algún tipo de afecto, atrás de mí, un padre con su hijo de alrededor 7 años, que cargaba la figura de la Virgen de Guadalupe, seguro la acababan de comprar pues caminábamos en una calle de Toluca que se caracteriza por la venta de artículos religiosos.
En el trayecto fuimos testigos de un beso, -entre la pareja de chicos- que provocó que el padre y su hijo cambiaran de manera presurosa de banqueta, mientras el hijo le preguntaba a su papá. ¿Papá verdad que son putos? mi reacción fue voltear a ver al papá por lo que su hijo había dicho y aclararle que solo era una pareja que se demostraba su amor. Acto seguido, el papá le mando saludos a mi mamá y jaloneó a su hijo lejos como si se le fuera a pegar algo.
Ahí comprendí los crímenes de odio en contra de las personas homosexuales, pareciera que es más crimen y pecado el amor entre personas del mismo sexo, que los abusos de representantes de la iglesia.
No hay que ser doble moral, pero la iglesia los juzga y los señala -y a ellos les importa un bledo- y no ven que tiene entre sus filas a muchos violadores de niñas y niños.
Deberían de empezar por su casa.
Tengo la gran fortuna de conocer a personas que no son heterosexuales, pero sí son mucho mejores seres humanos que muchos de los que nunca se pierden una misa dominical, o encabezan familias pregonando valores y tienen casa grande y casa chica.
Mi querido Israfil Filos y Sol se fueron, se adelantaron en el camino, pero siempre luchando por el respeto a los derechos a la comunidad LGBTTTI(Lesbico, Gay, Bisexuales, Transgénero, Transexuales, Travesti e Intersexual)
Ellos nos han dado muestra de unidad y de orgullo, son también seres humanos y por ello se les deben respetar su garantías y derechos.
La aprobación de las bodas entre personas del mismo sexo no debería discutirse, debería estar plasmada ya en nuestras leyes, pues ellos se quieren casar entre personas homosexuales, no entiendo el problema, ellos tiene derechos a su seguridad.
Lo que se debería realmente legislar es castigar severamente los crímenes de odio que aún siguen impunes.
Esto es cuestión solo de respeto, la comunidad gay no está pidiendo permiso o aprobación a sus preferencias, solo pide; que se respeten sus derechos humanos y que mejor que fomentemos el respeto, no de una comunidad, sino de todos los seres humanos.
#DigitalMex #VozDeMujer