Alguna vez me platicó el singular y culto Arturo González de Cossío, acerca de un libro que escribió y que trataba de los presidentes de México. Me acuerdo a pies juntilla, que me dijo algo parecido a esto: El presidente en turno, siempre es puesto en un lugar lleno de algodones, y no les permiten que sepan en realidad lo que está pasando. Y ahora que veo casi a diario… porque a veces me agota, al actual nuestro, me pregunto si en realidad le están pasando los datos certeros de lo que pasa en la realidad en México. Todo es bueno según él.
Pero… por ejemplo, a mi tío Fernando que es arquitecto y que trabajó con Ramírez Vázquez en muchos sitios, entre otros, el Museo donde está Tláloc, y que decidió vivir en una casa-estancia para muy pobres en la Cdmx, no le han dado su pensión de viejitos, hace ya tres meses. Y oigo que AMLO dice que ya están no solo dando lo que todos los meses antes tenías: 1200, sino que ahora ya son 2500. Y eso no es cierto. A mi alguien que realmente necesita ese dinero, no lo ha recibido.
A la chica que me hace favor de arreglar mi casa, le daban una alocación o beca por cada uno de sus tres hijitos, cada dos meses, de 1500.00. Ya la suspendieron. Y las pláticas de planificación familiar y de salud pública que les daban, también. Pero Andrés insiste en que se les dan estos apoyos a todos los aguerridos ninis que, con esto, van a poder estudiar y ser alguien en la vida.
Mientras tanto, entre que son peras o son manzanas, el señor Secretario de Hacienda tiró la toalla y dijo: basta. Pero como es muy astuto Andrés, pues puso a su segundo de a bordo. Y así, con una caricatura espléndida en un diario hermano, Jabas el monero puso al presidente con un pie en el despeñadero y como perrito que no quiere ir a morir, al Señor secretario quien, arrastrándose, era jalado al atolladero. Pero logró zafarse e irse al Tecnológico de Monterrey a dar clases.
Y así la vida, los cristianos de este país ya decidieron regalar, a través de sus iglesias, el libro de Valores que algún día hizo el increíble de Alfonso Reyes. Y si de indocumentados se trata, yo estoy del lado de los indígenas de mi país, -o probablemente mejor de mi Estado- para ser ayudados en todo y por todo, sin quitarles su bastón de mando ni sus costumbres, que dar en la calle dinero a los centroamericanos.
Mientras, AMLO está como lo dijo algún día Arturo González de Cosío: viendo la vida con los algodones que le ponen alrededor quienes trabajan con él.