"La vida nos carcome y lastima día con día. Nos arrebata poco a poco a nuestro amado hermano Mario, que sigue dando la batalla. Tirana enfermedad es el cancer. Para ti, mi amor eterno".
Sumido en una espiral de crisis de la que difícilmente saldrá por años y años de corrupción en los contratos que ofrece; por saqueos hormiga y a veces a gran escala de sus medicamentos; por el abuso de muchos de sus trabajadores y sindicato que con frecuencia lo único que hacen es generar conflictos hacia las autoridades, y con médicos negligentes que dejan morir pacientes o los diagnostican mal con consecuencias desastrosas para los enfermos, el ISSSTE vive uno más de sus peores momentos.
Según un informe financiero de la propia Institución, la deuda que generó este organismo del sector médico asistencial en 2018, se duplicó respecto a la contraída en el ejercicio fiscal del 2017.
En dicho documento, que hoy dirige el joven político oaxaqueño Luis Antonio Ramírez -hijo del ex gobernador de Oaxaca, Heladio Ramírez López-, el ISSSTE tuvo en 2017 un déficit de 3 mil 900 millones de pesos, mientras que el pasivo devengado fue de 8 mil 416 millones de pesos.
Para el año siguiente, es decir 2018, el Instituto alcanzó la cifra de 18 mil 918 millones de pesos, más del doble con respecto al año anterior.
Para el último año de la administración del presidente Enrique Peña Nieto (2018), la mitad del monto adeudado por el ISSSTE, es decir, 9 mil 513 millones de pesos, fue por la compra de medicamentos y productos farmacéuticos de los que en ambos casos y con frecuencia inusitada, desaparecen de sus almacenes y bodegas.
De los ejercicios fiscales de 2017-2018, y lo que va de 2019, ya dentro de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, la Institución aún le adeuda a la Asociación Nacional de Distribuidores de Insumos para la Salud, por sus siglas (ANDIS), 3 mil 120 millones de pesos por la compra de medicamentos.
Según Carlos Ramos, Director General de la ANDIS, las bases del contrato establecido con ese organismo, establecen claramente que la liquidación de los productos adquiridos por el ISSSTE debió hacerse 20 días después de la entrega de los insumos, lo que dice no ha ocurrido.
Sin embargo, agrega indignado, molesto y hasta frustrado, la ANDIS tiene que seguir surtiendo sus productos al ISSSTE, aún y cuando en el tiempo que lleva el nuevo gobierno no le han comenzado a pagar adeudos atrasados.
Según información de las excelentes reporteras Natalia Vitela y Dulce Soto, para el catedrático y especialista en políticas públicas y Coordinador de la Asociación Civil Gestión Social y Cooperación (GESOC), Alfredo Elizondo, no es habitual que una Institución pública de ese tamaño registre un incremento tan elevado en sus pasivos de un año a otro.
Elizondo considera -dado lo que ha venido sucediendo-, que es muy probable que el gobierno de Peña Nieto no informara adecuadamente sobre el descomunal incremento de las deudas al cierre de su gestión.
Por lo anterior, Alfredo Elizondo urgió a la Secretaria de Hacienda y a la Cámara de Diputados para que revisen con lupa los adeudos del ISSSTE, y en su caso, que obliguen a comparecer al Director General de la Institución del sector Salud, para que explique el aumento a los pasivos y en su caso, se sancione a los responsables.
En las condiciones actuales, no se sabe de dónde se van a obtener los recursos financieros necesarios para cubrir los pasivos, y si de seguir con esas deudas no se impactará con los servicios médicos y de prestaciones sociales que otorga el ISSSTE a sus derechohabientes.
Lamentablemente a la fecha, en este gobierno que dijo cero tolerancia a la corrupción y castigo a los funcionarios que en uso y abuso de su función pública cometieran ilícitos, nada ha sucedido para que quienes hayan generado daño a las finanzas del ISSSTE, puedan terminar en la cárcel.
Así como se persigue al pillo de Emilio Lozoya Austin, se debe buscar y encontrar al o los responsables del desfalco de esa noble Institución.
Es indignante, vergonzoso e intolerable para una sociedad hastiada de tanto político pillo, que aún no caigan los peces gordos que tanto daño le hicieron al erario de la Nación. Ejemplos sobran y los nombres son del dominio público.
En el sexenio más terrible del que yo tenga memoria, el del nefasto Enrique Peña Nieto, la deuda total del ISSSTE se incrementó en un 53.5 por ciento, al pasar de 80 mil 669 millones de pesos en 2012, a 123 mil 803 millones en 2018.
Si Andrés Manuel López Obrador no pasa de los dichos a los hechos y comienza a cumplir con lo que prometió para limpiar al país de corruptos y de políticos impunes, la sociedad le va a cobrar la factura por ofrecer y alimentar ilusiones de mexicanos que merecen y exigen verdaderas mejoras para la vida pública, ordenada, justa y de oportunidades para todos.
Gobernar no es fácil. Aún tiene tiempo y apoyo generalizado, pero debe ser firme e inflexible ante el atroz saqueo. Sus pleitos con la prensa y con quienes difieren de él, lo tienen muy ocupado. Quizás algún día una voz sensata y valiente dentro de su gabinete, se atreva a decirle, “así no señor Presidente”.
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