Coraje, rabia e impotencia, son los sentimientos que me invaden cada vez que llega una nueva historia de dolor de alguna mujer que perdió la batalla en manos de la violencia.
Lulú apenas tenia 19 años, era madre de una niña de 3 años y un niño de año y medio.
Vivía en unión libre con Octavio, quien le llevaba 10 años; sin embargo, su convivencia estaba plagada de malos tratos, insultos y una marcada vida de miedo. El pasado 14 de febrero se casaron, pero su vida de violencia no terminó, al contrario se acrecentó.
La familia de Lulú, le aconsejaba dejarlo, incluso en sus múltiples peleas le daban cobijo a ella y a sus hijos cuando existían una explosión de violencia; en estos periodos, que eran ya muy comunes, su familia trataba de convencerla de dejar esa vida; aveces Lulú se daba valor para dejarlo; sin embargo, siempre regresaba.
Hoy tías y primas, no entienden cómo siempre Octavio la convencía para regresar a él, si a su lado la vida era violenta, triste. Le cuestionaba por su ropa, maquillaje y sólo la dejaba apenas para tener dos cambios de ropa.
El 4 de noviembre de este año Lulú fue asesinada, tenía una semana de estar nuevamente con su pareja. No se sabe cuál fue el motivo de la discusión, lo cierto es que ésta subió de tono, tanto, que se quiso fingir un suicidio, pero la necropsia reveló que Lulú tuvo un gran golpe en la cabeza, para después ser colgada en su habitación para aparentar un suicidio. Octavio olvidó que los cuerpos sin vida hablan.
Octavio arregló la habitación con bufandas con las que, según, Lulú se había quitado la vida. Él relató que al darse cuenta de la escena -de Lulú colgada en su habitación- la bajó y trató de reanimarla sin éxito, por lo que la llevó al hospital municipal, pero ya no tenía signos vitales; familiares lo acusaron de haberla matado, pues sabían de sus múltiples peleas y las golpizas que le propinaba, además de ser conocido en el pueblo como una persona violenta.
Lo terrible que, por instrucción del padre -Octavio-, su pequeña hija fue la encargada de contarle a los vecinos que su mamá se había colgado y que había muerto.
La familia de Lulú no parará hasta que se haga justicia y Octavio pague por su delito.
Porque la muerte de Lulú no será una más que quede impune.
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