Si hay temas que sacuden la sensibilidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, son sin duda la falta de éxito en su estrategia de contención y en su caso erradicación de la violencia que ha invadido a la nación, y su fracaso de crecimiento económico, que aunque minimiza, le duele profundamente saber que hay millones de mexicanos sufriendo condiciones infrahumanas y de extrema pobreza, a los que no ha podido ni podrá sacar de su miseria si el rumbo de México sigue siendo el mismo.
Sus buenas intenciones, su humildad, sencillez y honestidad que confío practica, no son ni serán suficientes frente al reto de sacar a un país fracturado, dividido, polarizado, engañado por gobernantes inescrupulosos, mafiosos de la política, de la que se sirvieron por décadas para saquear como viles bandidos las arcas nacionales.
Si sigue sin extender su mano y hace un alto en el camino para dejar de confrontarse con todo aquel que se atreve a cuestionarlo, la ruta seguirá llevándonos a un mayor encono social, lo que pondrá en riesgo el orden público y la paz social, que pregona busca afanosamente pero en los hechos es inflexible ante la crítica y débil ante la brutal delincuencia.
En materia de seguridad, la fracasada estrategia es resultado de ofrecer abrazos y amnistía a sanguinarios asesinos; desalmados narcotraficantes y secuestradores que por miles se pelean las plazas a punta de pistola, sometiendo a la población y comprando autoridades, estatales, municipales y federales, para hacer crecer sus ganancias comprando protección a costa de la vida de inocentes.
Alfonso Durazo Montaño, Secretario de Seguridad Ciudadana, no es un improvisado político, pero tampoco es policía. Su experiencia en el poder legislativo, su preparación académica, y su cercanía con el poder, al grado de haber sido particular de un presidente y de uno que lo sería, le dan tablas suficientes para afrontar cualquier reto dentro de la administración pública, pero requiere autoridad, comunicación y confianza, para enfrentar con éxito ese monstruo colosal en que se ha convertido el crimen organizado.
En los últimos meses, el sonorense ha sido la apuesta de propios y extraños para sacarlo del gabinete. A él responsabilizan del fracaso total en materia de seguridad, pero mientras el tema se lleve con titubeos y el jefe del Ejecutivo no se decida a ir con todo en contra de quienes no sólo retaron al gobierno sino que lo doblegaron, los resultados serán los mismos y Durazo Montaño seguirá pagando las consecuencias de la indecisión. De la indefinición.
No basta con congelar cuentas de dinero proveniente del narcotráfico. Quiérase o no, tendrán que ir por más para probar que no hay poder mayor al del Estado y luego de ello pacificar al país.
De lo contrario, seguirá corriendo sangre de inocentes; continuarán pasando toneladas de droga a Estados Unidos que nos tiene con el pie en el cuello, y seguirán entrando de ese país al nuestro armas largas y de alto poder para que los narcos sigan sembrando terror y muerte.
López Obrador quiere pasar a la historia como un gran presidente. Ya se le fue un año y el país está hoy peor que con el voraz e ignorante ex presidente Peña Nieto. La prisa le debe correr, pero debe hacerlo con talento. Debe sumar a todos, no confrontarse con todos. Dice que gobierna sin partido pero a la oposición le sigue dando un día sí y otro también y si hay ciudadanos que no simpatizan con sus formas simplemente les voltea la cara.
Hoy tiene ante sí a un gabinete carente de experiencia pero sobrados de honestidad -eso dice-. Salvo Marcelo Ebrard Casaubón que se come a todos y Alfonso Durazo, que pisa terrenos minados para su futuro, los demás están fuera de terrenos conocidos para ellos. O hay miembros del gabinete de la tercera edad muy cansados o estropeados, o hay demasiado jóvenes e inexpertos para tareas de alta responsabilidad.
Si en el caso de la seguridad no le da todo el poder y confianza a Alfonso Durazo, para que pueda dar resultados con una estrategia que vaya adelante gracias a los servicios de inteligencia con los que se cuenta, el ambiente dentro de su gabinete seguirá endureciéndose y enturbiando su horizonte.
Darle tareas que competen a la cartera del sonorense a su escudero Marcelo, a quien también ha encargado asuntos que son responsabilidad de Gobernación, lejos de ayudar a resolver los retos nacionales que enfrentan, les está dando parque o pretextos para que se confronten, se desgasten y se distraigan de sus responsabilidades.
Es claro que Marcelo Ebrard quiere ir a todas. Así sucedía con su mentor Manuel Camacho Solís, que lo mismo atendía asuntos del entonces Distrito Federal, que temas bajo la responsabilidad de Fernando Gutiérrez Barrios y hasta asuntos sindicales que competían a la Secretaría del Trabajo.
Ponerlos a pelear no es bueno. Ya se vio en esos tiempos en los que Camacho Solís creía que sería el heredero de la candidatura porque el Presidente Salinas todo le confiaba o comentaba.
Hoy Marcelo va a negociar con el gobierno de los Estados Unidos temas de seguridad a los que debería asistir Alfonso Durazo. Lo hizo ya con temas de migración. Las señales cruzadas dan resultados cruzados.
Si López Obrador no pone orden en casa, difícilmente lo podrá poner en el exterior de la misma.
Apuntes Finales...
Que el gobernador de Puebla Miguel Barbosa todavía no puede poner orden en su gabinete y a un hombre que era clave para él en la gobernabilidad de la entidad, le ha estado desmantelando su equipo. Al talentoso Fernando Manzanilla le han hecho tanta grilla y la intriga en su contra ha logrado cierto efecto, que el Ejecutivo estatal ya le tiene algo de recelo y desconfianza. Manzanilla tiene muchas horas de vuelo, sabe de dónde vienen los golpes y sería una lástima que como se rumora, saldría pronto del gabinete.... De quién sí se debe cuidar Barbosa, es del doble cara de nombre Alejandro Armenta.
Aún y cuando hagan muy público su encuentro para probar que ya no hay conflicto entre ellos, lo cierto es que el senador no da paso sin huarache y ruega a todos los santos el fracaso de don Miguel... Que en el PRI y gobierno del Estado de México están tan mal las cosas, que ya andan buscando que la alcaldesa de Naucalpan, Patricia Elisa Durán Reveles, sea la candidata de ellos a suceder al mediocre gobernador Alfredo del Mazo III... Volviendo al tema de Puebla pero también hablando del PRI, las cosas no les siguen pintando muy bien, pues sus dos mejores cartas, Blanca Alcalá Ruiz y Enrique Doger Guerrero, entrarán en un estira y afloja para buscar la alcaldía de la capital y la diputación federal para el 2021. Si Blanca va a San Lázaro y Doger Guerrero recupera la ciudad de Puebla, podrían volver a darle oxígeno y posibilidades a un PRI derruido por corruptelas y pésimos gobiernos... Esperan los priistas que conocen de sus capacidades y talentos, no los desperdicien en confrontaciones de tiempos pasados...
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