La discapacidad es una condición con la que se nace, se adquiere con la edad, por alguna enfermedad o accidentes, y nadie está exento de adquirirla.
La discapacidad no solo afecta la condición de la vida diaria, sino incluye la alimentación, consultas, terapias y aparatos funcionales.
Hoy solo compartiré una historia de un matrimonio joven que decidió tener un bebé después de 6 años de matrimonio, y que la vida los sorprendió.
La noticia de la llegada de un nuevo integrante de la familia sin duda es motivo de alegría, llena de expectativas, ilusiones y sueños.
Son nueve meses de imaginar, soñar, pedir y crear un buen futuro.
Con las revisiones médicas mensuales y el tratamiento para la llegada de un bebé sano, da cierta tranquilidad a la madre de saber que todo estará bien; por ello toman puntualmente el ácido fólico, vitaminas, alimentos sanos, evitan todo aquello que pueda mermar la salud a su bebé, todo por que esté bien y salgan bien las cosas.
En estos chequeos mensuales que llevan ultrasonidos, en la gran mayoría se detectan dificultades o situaciones que pudieran poner en riesgo la salud tanto del bebé como de la madre.
Cuando sucede con un tratamiento, la intervención basta; sin embargo, en otros casos se sabe de alguna discapacidad que acompañará la vida de este nuevo bebé y de su familia, y existe tiempo para asimilar que se enfrentarán a una condición de discapacidad.
Pero cuando todo parece estar en orden, cuando se siguieron todos los protocolos y en la hora del nacimiento alguna complicación sale y cambia el escenario, la llegada de tu bebé con discapacidad es un duelo que hay que vivir, que asimilar y buscar ayuda para poder darle una mejor calidad de vida.
Ese fue el caso de Laura quien estaba lista para el nacimiento de su primogénita; siete meses en orden, en el octavo las contracciones se hicieron presentes, el parto se adelantaba, ya no se podía detener y la pequeña Nicole nació con bajo peso, sus órganos no estaban listos para tener una vida saludable.
El pronóstico era reservado; sin embargo, Nicole dio batalla, se recuperó, sus pulmones respiraron solos, su sistema digestivo comenzó a asimilar medicamentos y fue dada de alta, los médicos la llamaron la pequeña guerrera; sus papás agradecidos con la vida por su hija, asumiendo con amor que Nicole tiene Síndrome de Down, ya investigaron y se acercaron a fundaciones e instituciones como el DIFEM para contar con toda la información sobre esta condición, asesoría psicológica, terapias y todo lo que sume y abone para una mejor calidad de vida para la pequeña guerrera Nicole.
Hoy sus papás construyen un nuevo sueño para ayudar y apoyar a los nuevos padres de familia con bebés con Síndrome de Down. Sin duda una nueva causa de vida.
#VozDeMujer