Preocupa más la popularidad a López Obrador

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Preocupa más la popularidad a López Obrador

Miércoles, 18 Marzo 2020 00:08 Escrito por 
Preocupa más la popularidad a López Obrador Lo bueno, lo malo y lo serio

Cuando el principal objetivo de un jefe de Estado es mantener altos niveles de popularidad debe ser para preocuparse, porque en consecuencia, su gestión verá reflejada resultados que privilegiaron mantener esa meta, dejando de lado la responsabilidad en la toma de decisiones, difíciles, pero que son necesarias para corregir el rumbo del país, aunque muchas de las veces pueden ser contrarias para privilegiar su inicial propósito.

El poder desgasta, es una suerte lógica en el ejercicio de esa toma de decisiones para atender las necesidades más apremiantes que la sociedad reclama, aunque muchas de ellas no sean del agrado de todos, y que deja en manos de quien se ganó la aceptación a través del voto ciudadano.

La esperanza de que las cosas mejorarían, en especial, para los más necesitados, animaron a una sociedad cansada de mentiras y atropellos de anteriores gobiernos, que si bien, dejaron un país reumático, lo dejaron caminando aunque fuera de a poco, la intención fue la de ver hacia un mejor futuro, más progresista y equitativo.

El voto de 30 millones de mexicanos que consiguió obtener López Obrador, en gran medida fue por la promesa de un cambio, aunque parece ser que no a todos quedó claro que el cambio pretendido era de sistema. Gran parte pensó que de verdad acabaría con la corrupción, idea que vendió el tabasqueño y que le resultó muy redituable, tanto, que a la fecha la sigue usando.

Aunque a decir verdad, muchos de los supuestos errores que el tabasqueño recriminaba de los gobiernos que le antecedieron, él los ha repetido, más aún, los ha superado, aunque con una gran diferencia, con cinismo. El tabasqueño no reparó en criticas y señalamientos hacia los ex presidentes, ya se tratara de seguridad pública, como de crecimiento económico, como del precio de los combustibles, o los señalamientos de Donald Trump hacia los mexicanos, entre muchos otros que se encargó de maximizar, para terminar presumiendo que con su movimiento estaríamos mejor.

Bien, pues ahora ha tenido la oportunidad de demostrar lo que con tanta vehemencia presumía, pero, a 15 meses de iniciado su gobierno, las cosas pintan mucho peor que antes, y en verdad debe ser complicado aceptar que estábamos mejor cuando estábamos mal, que ahora. No es, y no lo será nunca, hacer que prometer.

Pero es la popularidad lo que más preocupa a López, y es fácil descubrirlo, porque las determinaciones que ha tomado de antemano, aparenta una intervención democrática del pueblo a través de un voto amañado con las más añejas prácticas para obtener el resultado que quiere, La supuesta participación libre del pueblo, que llama bueno y sabio porque le conviene, lo excluye de toda responsabilidad, o al menos eso cree.

Con esa práctica intenta aparecer el de Macuspana como un presidente democrático, que escucha, que decide en base a la voluntad de la mayoría, que es sencillo; por esa misma razón, es renuente a dejar sus giras en las que se roza con la gente. Pocos como él han caminado tanto, pero, no son actos de gobierno, son actos proselitistas, de lo contrario, ¿cuáles son los resultados que debería haber?

Con el pretexto de la intervención de los mexicanos en decisiones importantes, la consulta que determinó la cancelación del aeropuerto de la Ciudad de México que se construía en Texcoco, con un avance importante del 30%, de hecho había sido ya su decisión, simuló esa práctica democrática inexistente.

De esa manera, deja en manos de su pueblo bueno y sabio la determinación de la cancelación del aeropuerto, elevando su popularidad al presumir que le ha dado voz y voto a quien antes, según insiste, no los tenía.

Todo, para privilegiar su imagen por encima de lo demás, siempre ha sido así, el tabasqueño se encuentra insatisfecho cuando no es el centro de atención, por eso las presentaciones mañaneras, esas que se convierten en un show, las que cuando por casualidad se le hace una pregunta incómoda, siempre habrá el servil aparente reportero para rescatarlo de tan vil atrevimiento por el verdadero ejercicio periodístico.

Ahora bien, en últimas fechas el presidente se encuentra molesto, porque le han ganado la agenda y eso no le gusta para nada, ya que al mismo tiempo ha bajado su popularidad, y aunque lo niegue, eso lo irrita, se le nota en el tono de voz, lo anterior es como consecuencia de los movimientos femeninos, que lo han rebasado, y la pandemia del COVID-19.

Por eso la insistente descalificación de la marcha y paro nacional femenino, a las que señaló como manipuladas por el conservadurismo, nada más equivocado para el titular del ejecutivo, eso le ha costado un rechazo que poco a poco ha ido en aumento, y es la fecha que aún no muestra rectificación alguna.

En cuanto a la declaración de pandemia del Coronavirus por parte de la Organización Mundial de la Salud, ha terminado por arrebatarle por completo el protagonismo a López Obrador, por supuesto, el asunto es de lo más delicado y de interés mundial, pero no se puede olvidar que la llamó propaganda.

La emergencia del Coronavirus, está siendo atendida por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, a quien se le nota su servilismo hacia el presidente, lo que le ha empezado a restarle credibilidad, en especial, por sus desafortunadas declaraciones.

López-Gatell es por el momento el hombre del Presidente, como antes lo fue el canciller Marcelo Ebrard, pero ambos, como los demás miembros del gabinete, dicen lo que le conviene al tabasqueño, y regularmente es para alimentar su ego.

Sí, el presidente es aún popular, pero sus decisiones pueden costar muchas vidas, los reflejos del gobierno han sido demasiado lentos, y si mientras tanto López sigue considerándose el centro del mundo, no pasará mucho tiempo para que se quede sólo con sus fantasmas sobre conservadurismos, fifís, neoliberales y otras suertes.

 

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio