“Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger la libertad que los gobernados tienen de practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueran sectarios de alguna.”
Benito Juárez García
El fin de semana pasado, el Sr. Presidente Andrés Manuel López Obrador dio otro de sus discursos en (el que cree) su palacio, créanme queridos amigos y apreciables lectores, que sintonice el mensaje a la nación sin esperar nada, esta vez no había expectativas, ni siquiera económicas, de que el discurso fuera la gran revelación que todos los mexicanos, sobre todo los más pobres y las PYMES, esperamos y necesitamos; pero lo que recibimos rebasó y por mucho la burla.
El titular del ejecutivo lanzó un discurso el cual su “Cartilla Moral” se queda corta, un discurso que ni Su Santidad Francisco I se atrevería a leer en una situación como la que atravesamos. Un discurso que por su retorica pareciera más de un pastor o de un mesías a sus feligreses que el de un Jefe de Estado a la Nación.
Así pues el famoso “decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad”, dicta una serie de medidas, recomendaciones y consejos espirituales para que combinados con no robar y no mentir podamos salir de esta pandemia que ya domamos, a la nueva realidad.
De este decálogo lo rescatable, si acaso, es, mantenerse informado por lo medios oficiales de lo que dicte el consejo de salubridad, cuyo portavoz es el Subsecretario López Gatell (ósea siga chutándose la comedia de las 19:00), conservar la sana distancia y las medidas de higiene que se han seguido en estos días y las que se implementarán, por que ya le pasamos el costo de hacer pruebas a los empleadores a los que no apoyamos, y solo eso, lo demás es pura paja y menos que politiquería, porque, para que no haya estrés Sr. Presidente se necesita seguridad de tener trabajo o de poder seguir pagando la nómina, de salir a la calle sabiendo que voy a regresar y no que en cualquier esquina me levanten, entre otras cosas, no solo que el residente del Palacio lo ordene, porque para no estar estresado y vivir en paz y en armonía se necesitan políticas publicas para un desarrollo incluyente no un decálogo de la vergüenza…
Por cierto: La banca en México difiere 8.3 millones de créditos por la crisis; la Asociación de Bancos dice que los créditos diferidos suman 709,000 mdp y son las empresas pequeñas y medianas quienes lo solicitaron. Esto es algo así como que 1 de cada 4 créditos entraron al programa, y tenía que ser; por que el gobierno sigue en su postura dogmática de no dar apoyos ni estímulos para las empresas.
Y para variar: En medio de la crisis, esos periodos muchas empresas quiebran, las personas se quedan sin trabajo, aumenta la pobreza y la recuperación puede tardar hasta años. Pero, quizás, no todo es causa perdida, en esas épocas, algunas firmas tienen la oportunidad de crecer a través de fusiones y adquisiciones…que es el posible camino que muchas empresas tomen en la era post-covid.
* Enlace Administrativo de la Coordinación del Posgrado en Derecho de la UNAM
Profesor en la Facultad de Economía