Hace ya varios años, a unas muy queridas amigas y a mí se nos ocurrió la idea de hacer una revista cultural: “El Tintero de las Musas”. Era el foro permanente de ideas, escritos, poemas, ensayos, cuentos o música inteligente de la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras de nuestro Estado.
Las grandes de siempre y de ahora escribieron allí, más las añejas y extraordinarias “hermanas mayores” del periodismo nacional. Hicimos trece números: las ilustró con sus acuarelas un gran artista y la diseñó otro grande.
Ahora que pasó casi un año, decido volver a sacarla. Será más que una promesa, una enorme posibilidad de que la gente conozca lo brillante que puede ser la mujer mexicana. Con sus virtudes, sus valores y su grande oficio. El que quiera usted ponerle en cuestión: o poeta, o periodista, o comunicadora, o novelista, o historiadora, o música, o simplemente como gran mujer: guerrera, valiente y esforzada.
Hoy quiero dejar testimonio permanente de la grandeza de cuatro de ellas: Margarita García Luna, Carmen Rosenzweig, Noemí Yañez y Eva María Zuk. Donde estén, en el plano que sea, serán recordadas con gran respeto, cariño y gratitud. Fueron y serán toda la vida ejemplo de sabiduría, sensatez, inteligencia y sentimiento. Ellas fueron las pioneras de nuestro amado Tintero.
Las que quedamos, que aún somos muchas, daremos prueba de que la mujer además de saber latín, siempre ha tenido buen fin. Las plumas que se reunieron alrededor de esta revista son contundentes: son un ejercicio permanente de ideas, compromiso, inteligencia y lealtad. Y yo con ellas.
Escribimos quienes amamos a nuestro Estado que es cuna y semillero de esta gran nación mexicana. Síntesis de la expresión genuina de la lealtad a los principios políticos juaristas. Aquí existen hombres y mujeres creadores de política interna de diálogo, de encuentro de soluciones; política de dignidad en la representación de la entidad federativa. Austeridad republicana.
El Estado de México es vanguardista: pionero, reconocido por su clase política, y por supuesto por su gente trabajadora y tesonera, que lo han colocado a la cabeza de las entidades del país.
Saber que tenemos historia, es asumir que también tenemos rumbo y porvenir. El futuro de esta tierra depende por igual de quienes en ella nacieron o de los que han venido provenientes de otros horizontes; con derechos y obligaciones que cumplir por igual.
Más que ninguna otra porción del territorio nacional, el Estado de México es espejo y reflejo del país. Con sus problemas y sus retos, pero también con sus aciertos y sus esperanzas. Todas amamos a nuestro Estado.