De repente la vida nos sumerge en puntos que no en tendemos. Pero tal vez el inconsciente, lo aprendido y lo vivido, nos dan la oportunidad de recapacitar y tomar en cuenta que somos sólo lo que pensamos, sentimos y hemos hecho. Un ejemplo puede ser el amor de la convicción del deber cumplido. A mi nación, a mi patria, a mis ideales -que no puedo traicionar- y los que me importan más que nada.
La sabiduría, -esa que leemos y que está escrita a través de la cultura de milenios-, nos enseña que nuestra verdad reside en los valores que cada quien profese. En el juicio que le demos a cada una de las cosas que entendemos y en las que hemos participado. Entonces, las defenderemos con nuestra propia vida.
Y aunque se enojen mis amigos que tienen la ilusión de vivir en un imaginario mundo en donde todo puede ser como ellos quieren verlo, prefiero ver la política sustentada con mano dura, firme, con el apego a la máxima carta magna que tiene este país y por alguien que traiga a todo el conocimiento para hacerlo. Haber leído y entendido nuestra historia. Nada fácil.
Debemos entender, que una historia general, debe ser por necesidad la suma de las historias regionales. En México la historia regional está en pleno auge por el apoyo que a ella han brindado los gobiernos estatales y municipales.
Según Jean Meyer la historia local es diferente a la historia académica, prefiere la sensibilidad a la cantidad y permite hacer la historia por sectores, por problemas concretos y delimitados, tiene que trabajar sobre el terreno y en los archivos; y a éstos se debe recurrir forzosamente.
Pero el hombre no es un ente aislado, sino que vive en sociedad y ésta es histórica; en cada acto humano gravita la historia entera. Los usos sociales, las creencias, las ideas del tiempo se imponen a los individuos. El sujeto de la historia es la sociedad, ésta es un drama con argumento y personaje.
Hay momentos en ella en que se hace necesario un cambio; no basta con integrar la visión de la realidad que se tenía antes, con la de otros aspectos de ella hasta ahora desatendidos o ignorados; sino que se hace necesario cuestionar el sentido mismo de la realidad. Se trata de comprender por medio de la historia, las variaciones humanas, estableciendo una jerarquía entre ellas, entre las generales, las superficiales o aquellas que afectan más profundamente a la vida de la sociedad.
El pasado histórico de nuestro país es seguramente uno de los más ricos del mundo. El valor cultural de Mesoamérica queda aún de manifiesto al contemplar la belleza de lugares como Teotihuacán, Cholula, La Mixteca, la zona olmeca y muchos más, que son ya, baluartes universales. Nuestra región no ha quedado fuera de este bagaje cultural. Los que dieron el primer paso para ello, fueron las tribus venidas del norte que invadieron el Valle de México de manera constante desde el siglo XII de nuestra era. Este sería pues, el primer hecho histórico que experimentó nuestra región. (Continuará)
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