El resultado electoral para el siguiente año no está determinado del todo y el esfuerzo desde Palacio Nacional se enfoca en mantener -y acrecentar si es posible- la aprobación que mantiene el presidente, Andrés Manuel López Obrador. El propio mandatario ha dejado en claro, desde el primer día de su gestión su objetivo de consolidar la 4T, lo que implica preservar el control del Congreso de la Unión.
Sin embargo, los resultados en la gestión del gobierno -luego de dos años- no han sido satisfactorios para todos los sectores del país y los indicadores económicos no reflejan que 2021 pueda ser un año de grandes avances. La pandemia provocada por el Covid-19 ha provocado circunstancias muy complejas de revertir, incluso para las naciones “desarrolladas”.
En el caso de México, las señales que se han enviado desde el gobierno federal hacia los inversionistas no han sido alentadoras, como para animarles a realizar más inversiones. La distancia que ha impulsado el presidente López Obrador entre la política y los negocios no ha gustado en distintos ámbitos, donde su cliente más importante es el sector público.
Adicionalmente, la clase media se encuentra en una situación complicada en la que cientos de miles de personas. De acuerdo con la Comisión para América Latina y El Caribe (Cepal), esta región del mundo vive la peor crisis económica, social y productiva de los últimos 120 años, en virtud de que la caída del Producto Interno Bruto (PIB) de la región alcanza 7.7 por ciento.
La tasa de desocupación se calcula en 10.7 por ciento, además de una profunda caída de la participación laboral y “un incremento considerable de la pobreza y la desigualdad”. De hecho, se estima que las repercusiones laborales y sociales se extenderán hasta el próximo año, porque en América Latina y El Caribe se perdieron 47 millones de empleos, tan solo en el segundo trimestre de 2020.
Si las condiciones lo permiten, México podría tener un “crecimiento” de 3.8 por ciento, lo que implicaría una “recuperación” de apenas el 44 por ciento de lo que se ha perdido durante este año a causa de la pandemia, porque la contracción del PIB será de 9 por ciento. Tampoco habrá que perder de vista que, desde enero de este histórico año, México ya presentaba signos de “no crecimiento” en su actividad económica.
Cepal considera que para este año que está por concluir “se espera la mayor contracción del PIB mundial desde 1946”, poco después de que concluyó la Segunda Guerra Mundial. Por ello, la comisión calcula que la región recuperará niveles previos a la pandemia hasta el año 2024. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de Cepal, informó que, si el crecimiento se estanca en las tasas que ha habido durante los últimos seis años, la mejora económica no se logrará en la próxima década.
De esa magnitud es el impacto que ha provocado la pandemia en el ámbito económico solamente, porque sus efectos también se han resentido en el entorno personal y familiar de muchas y muchos mexicanos. Se calcula que, para enero próximo, podrían alcanzarse las 120 mil muertes; cifra que en su momento fue descartada por las autoridades federales, cuando se afirmaba que llegar a 60 mil muertes por Covid-19 sería “catastrófico”… la catástrofe -por lo que se observa- se duplicará.
Por ello, la expresión de “misión cumplida” que hace unos días hizo el secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, con respecto a los acuerdos realizados para que lleguen las vacunas del Covid-19 a México, es una afirmación absurda e irresponsable. Aún no hay una sola vacuna en territorio nacional y para lograr la aplicación del medicamento entre la sociedad, a fin de que al menos el 60 por ciento de la población estemos vacunados, falta mucho.
Así que sólo nos resta asumir la responsabilidad individual de preservar nuestra salud, aplicando las medidas necesarias que reduzcan el ritmo de contagio y procurar que nuestros seres queridos hagan lo mismo.
Cuidémonos todos y tomemos energía, porque el año próximo continuarán los retos.
PERCEPCIÓN
Se instaló lo que se ha denominado “Grupo Plural del Secretariado Técnico para el Análisis y Estudio de la Reforma Constitucional” en el Estado de México, en el que intervienen -a iniciativa de Morena- los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como instituciones educativas y partidos políticos, además de organismos autónomos. Llama la atención que el sector empresarial no fuera protagonista del evento.