El duelo en tiempos de COVID

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Publicado en Opinión

El duelo en tiempos de COVID

Martes, 26 Enero 2021 00:20 Escrito por 
Lupita Escobar Lupita Escobar Voz de Mujer

2020 y este inicio de año, sin duda, han sido muy complicados a causa de la pandemia por el COVID-19, muchas familias han perdido seres queridos. Todos tenemos una pérdida, o una historia que contar sobre la partida de un conocido, compañero de trabajo, amigo o familiar cercano.

Hoy el duelo es diferente, no hay tiempo de asimilar, no hay un velorio para despedirlo, ahora el camino se da del hospital al crematorio y de ahí a una urna. No se llevan a cabo las ceremonias, misas, o rosarios para su despedida.

El duelo parece durar más y doler más. Maudi Soto Ruiz, maestra en psicología y tanatóloga del DIF Huixquilucan, destaca que los duelos se viven de manera aislada, sin el reconocimiento de una sociedad de la pérdida, lo que puede agudizar más el sentimiento.

“Ya murió tu ser querido, pero encima te vas a sufrirlo de manera aislada, ya no existen estos rituales, que son propiamente para los que nos quedamos. Necesitamos que se reconozca nuestra pérdida, que sea validada, y al mismo tiempo, necesitamos compartir el dolor” destacó Maudi.

El duelo no solo se refiere a la muerte, son pérdidas que tenemos en el transcurso de la vida, la pérdida de un ser querido, de una mascota, de un empleo, de una pareja, incluso de una parte de nuestro cuerpo.

En el caso de la muerte, es el camino, el proceso cuando un ser querido se va. Existen varios tipos de duelos, no podemos decir cuál es el más doloroso, muchos pensarán que es la pérdida de una hija o un hijo; porque cada pérdida es única, el sentimiento es diferente y los lazos que nos unen con quien se va.

“El duelo más difícil de superar no se podría decir porque no es un concurso de duelos, es el tuyo, hay duelos que se complican. El duelo, duele más por el vínculo, la forma de morir, todas las pérdidas duelen y nadie puede decir cuál duele más” explicó la tanatóloga.

 

Tipos de duelo.

En el duelo congelado no se acepta la realidad, y aseguran que no se murió y que va a regresar el ser querido.

El duelo ambiguo es de confusión, es un tormento, porque no saben si están vivos o muertos, es una verdadera incertidumbre constante de saber ¿qué pasó con sus seres queridos?

El duelo inesperado, mantiene mucho más a las personas en la negación, porque no lo esperaban, son accidentes, tragedias, desastres naturales, donde la persona tiene que racionalizarlos.

El duelo anticipatorio va con enfermedades terminales, las personas empiezan a vivir ideas de luto, de pérdida y empiezan a ceder, se preparan para ver morir a su ser querido.

El duelo estancado es el que nunca se va y ya afecta la vida cotidiana de las personas, y tiene que ser tratado por un profesional, porque ya existe un deterioro en la calidad de vida de la persona.

Duelo latente es el que se posterga por años, se enquista el sufrimiento, cualquier otra pérdida reabre la herida como si fuera en el momento.

El duelo patológico es donde las personas momifican el dolor y se abusa de sustancias como alcohol, drogas o medicamentos, además de que se come mucho, o no se come, se duerme mucho, o no se duerme, se van a los extremos y existe un deterioro de la calidad de vida, deterioro progresivo y permanente.

 

La cajita negra

Es importante estar preparados para la muerte que es lo único seguro. Maudi recomienda tener una “Cajita Negra” en esa caja debe estar la información importante de uno, como el seguro de vida, documentos personales básicos como acta de nacimiento, CURP, copia del INE, el testamento, cuentas bancarias, claves de tarjetas, deudas, pagos por recibir, a fin de hacerle más fácil a la familia los trámites.

Es bueno anticiparse a la muerte que es lo único seguro, las enfermedades terminales parecen que dan el regalo del tiempo para dejar dicha la última voluntad, dejar en claro el cómo quieren que sea el ritual de despedida.

 

El tiempo

El duelo no tiene una temporalidad, no se va en un determinado momento, porque el duelo necesita ser sentido y aceptado, además de que no existe un término para que deje de doler una muerte explica Maudi Soto; “No hay que invalidar las emociones de los dolientes. No hay tiempo para que deje de doler, siempre se recordará a la persona, en Navidades, cumpleaños, en fechas especiales, vamos a recordar las ausencias, es válido y necesario llorar y gritar para sacarlo”.

El tiempo es muy subjetivo, cada persona tiene su tiempo de dolor, hay personas que se toman tres meses, un año, dos años; sin embargo, no hay precisión en el tiempo, porque una ausencia siempre va a doler.

 

Fases del duelo

El acompañar a una persona que pierde a un ser querido, no es agradable y algo fácil; sin embargo, se asiste en apoyo, para expresar las condolencias, pero en ocasiones, uno no sabe qué decir y se puede generar un mal momento.

“Cuando se pierde a un hijo, por una enfermedad, un suicidio o un accidente, se enfrenta uno a imágenes desgarradoras. Es algo antinatural, se supone que van a morir los más grandes y ahí lo mejor es el silencio” destaca Soto Ruiz.

Es mucho más importante escuchar a las personas que están en duelo, necesitan elaborar su pérdida, lo hablan de manera repetida, ellos tratan de convencerse de su pérdida, y solo hay que escucharlos. Estar ahí.

“Esas frases bien intencionadas que tenemos todos, la realidad es que nos crea nerviosismo, y más cuando se trata de cosas trágicas. Utilizamos frases bien intencionadas, como el échale ganas, te vas a volver a embarazar eres muy joven, eras mucho para él, tú eres muy fuerte vas a salir de esto, el ya terminó su misión, te visitó Dios, ya es una estrella, Dios lo necesitaba” destacó.

Lo mejor es tomarle la mano y simplemente acompañar al doliente, sin crear enojos con Dios o comentarios que causen furia.

“Hay que tener cuidado cuando metemos a Dios para tratar de confortar a un doliente” enfatizó.

 

¿Cómo ayudar a una persona en duelo?

Las personas que están en duelo te dan señales. La terapia solo funciona cuando la persona lo quiere, se necesitan dos cosas para ir a una terapia tanatológica o psicológica; una, la humildad para reconocer que se requiere ayuda y la valentía, porque se va a abrir la cajita de pandora donde están los sentimientos enquistados, sentimientos que no se quieren compartir.

 

Hablar de la muerte con los niños

En la cuestión del duelo se tiene que valorar la edad del niño, a través de juego, los dibujos y cuentos, van a elaborar la muerte y aflorar sus sentimientos.
Maudi recomienda usar la terminología adecuada, no decir que mamá o papá se fue, porque el niño se confunde, es hablar con la verdad.

“La muerte es inevitable e irreversible, al niño hay que decirle pese a todo la verdad y ver quién es su figura próxima de vínculo, porqué seguramente el niño le empiece a preguntar, ¿te vas a morir hoy?, y hay que responderle; hoy no me voy a morir, hoy no, hoy estoy contigo”

Los niños cuando muere mamá o papá necesitan saber que van a tener una red de apoyo y de contención, porque ellos quieren saber; ¿quién los va a bañar?, ¿quién los va a dormir?, ¿quién les va a dar de comer? y ¿quién le va a comprar su pastel de cumple? y ¿quién lo va a llevar al futbol?

Si tienen un sistema familiar fuerte, con figuras de empatía y diálogo no es necesario llevarlos al psicólogo.

Los signos de alarma serán los berrinches, el aislamiento, las rabietas, enojos, porque la tristeza es una emoción que no pueden gestionar, y ellos lo demuestran enojándose.
“No es que se vuelvan rebeldes, están sacando su duelo, están gritando que están sufriendo” destacó Maudi.

 

Las fases del duelo

La negación y el aislamiento, la gente se pregunta, ¿Por qué a mí?, ¿qué le hice a Dios?, ¿qué le debo?

La rabia, el enojo, te enojas con el médico que no pudo salvar a tu familiar, con la familia te enojas, te enojas contigo.

En la negociación, se vive un grado de desesperación, de querer cambiar la realidad, incluso se vive una negociación con Dios para intentar cambiar las cosas.

En la depresión se vive una tristeza infinita, que nos tumba en una cama y nos aísla del mundo y es normal que suceda al principio del duelo, pero ya es grave cuando no regresaste al trabajo, cuando ya no te interesa cómo están tus hijos.

La aceptación no es resignación, es cuando la persona reorganiza su vida, antes y después, que se van a incorporar al mundo y acepta lo sucedido.

La habitación sin él, y sus cosas.

Lo crudo del duelo, es cuando la casa está vacía, sus cosas y los recuerdos, aquí cada persona -explica Maudi- debe saber qué es lo que le hace bien, si conservar sus cosas de manera intacta, regalarlas o hacer cambios.

Las cenizas en casa pueden ser una opción y hasta un aliciente, porque quizá hablas con las cenizas, les rezas y sientes compañía, lo malo es cuando dejas de hacer tu vida por las cenizas, para que no se queden solas.

Gracias querida Maudi, por la charla y compartirnos tus conocimientos, un tema difícil y más en este tiempo que muchas familias enfrentan duelos.

Querido Chuchito Ruiz aún no acepto tu partida, vivo mi duelo y te recuerdo con profundo cariño.

Nuestra solidaridad para quienes viven la partida de un ser querido.

Cada duelo es personal, no sabemos en cuánto tiempo dejará de doler, quizá esas preguntas de porqué se fueron jamás sean contestadas, lo importante es recordarlos en esos buenos momentos, que sigan viviendo en la memoria del corazón.

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Lupita Escobar

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