Como era de esperarse, la ambición desmedida por el poder, el autoritarismo desbordado que demuestra cotidianamente para seguir fincando su dictadura, el presidente Andrés Manuel López Obrador demuestra su intolerancia ante cualquier hecho que no le agrada en sus nefastas conferencias mañaneras que ya se parecen más a un cuadrilátero que un espacio de información.
El tabasqueño volvió a tronar a mitad de la semana anterior contra los dos jueces por las docenas de amparos que otorgaron a particulares por la Reforma eléctrica Amloista que autorizaron sus esbirros legisladores morenistas y sus rémoras aliados, para que sea a modo del inquilino de Palacio Nacional.
El jefe del Ejecutivo en tono amenazante muy característico en él, aseguró que llega a ser considerada inconstitucional su reforma eléctrica, habrá más cambios a nuestra de por sí mil veces enmendada Carta Magna -le guste a quien le guste- pues las enviará a sus esbirros legisladores morenistas y sus rémoras aliados, que tendrán que aprobarlas (como siempre), sin quitarles ni una coma.
No es de extrañarnos a todos los mexicanos, las posiciones intransigentes que sigue asumiendo López Obrador en los asuntos en los que la gente no comparte sus opiniones o simplemente no piensan como él. Está nervioso porque está palpando que los resultados negativos en estos 27 meses de su endeble y pésima administración han impactado y causado malestar a decenas de millones de mexicanos que no votaron por su proyecto en 2018 y también los que ya se decepcionaron de sus malas decisiones, porque sabe perfectamente que puede perder mayoría en la Cámara de Diputados federal, además de los 30 Congresos locales que estarán en disputa el próximo 6 de junio en las elecciones, en donde se elegirán más de 21 mil cargos a nivel nacional.
El hartazgo ciudadano está patente en las 32 entidades federales, debido a los doce millones de empleos que se perdieron y las 500 mil empresas que cerraron sus puertas por el desinterés y la falta de voluntad del gobierno federal para firmar un pacto nacional para salir delante de esta terrible crisis que nos aqueja por la pandemia, y más porque cuatro millones de éstos no se han podido recuperar, ni tampoco han reabierto sus puertas decenas de miles de empresas.
Los 600 mil muertos reales por el coronavirus han fracturado y desmembrado a igual número de familias, que han visto que el decepcionante gobierno de la autollamada cuarta transformación está catalogado como el peor de 53 naciones para combatir el covid-19.
López Obrador ha demostrado ser patriotero al chantajear al “pueblo sabio” argumentando que los jueces son mezquinos y defienden intereses de particulares y de extranjeros, cuando él sabe perfectamente los acuerdos y tratados ya firmados que son inamovibles, porque de echarlos abajo, enfrentará demandas y litigios en cortes internacionales.
Argumenta que su “nacionalismo y soberanía energética” está basado en defender los intereses de nuestro país, cuando estamos viendo decenas de millones de mexicanos, los yerros cometidos por un caprichoso presidente que dice que “su palabra es la ley”, cual vil canción del finado compositor de canciones vernáculas, el guanajuatense José Alfredo Jiménez.
Por supuesto que la Suprema Corte de la Nación intervendrá por instrucciones del tabasqueño a los que “hará entrar en razón” para que le aprueben su incongruente reforma energética basada en energías sucias a base de carbón y productos más contaminantes que también violarán los tratados internacionales signados por anteriores regímenes, a lo que se sigue fustigando.
Así pues, inicia otra pelea que el propio López Obrador ha iniciado, ahora en contra de los jueces de Consejo de la judicatura Federal, veremos de qué cueros saldrán más correas. El mandatario sigue dividiendo a millones de mexicanos, él como jefe de Estado le ha quedado a deber mucho a todos los habitantes de nuestra república, ha vuelto al López Obrador que siempre ha sido, el rijoso, el beligerante, el eterno inconforme, el autoritario, es el primer mandatario en decenas de años en enfrentarse y confrontarse con los distintos poderes, con empresarios, con agrupaciones, con gremios de profesionistas, con medios de comunicación, con partidos políticos, con los anteriores regímenes, con los neoliberales, con conservadores, con fifís, con colectivos feministas y una larga lista de agrupaciones y ciudadanos. En fin, lo suyo es dividir a los mexicanos, lo indignante es que le encanta hacerlo.
FERNANDO A. GARCÍA CUEVAS RENUNCIÓ
El destacado y experimentado político mexiquense Fernando Alberto García Cuevas, renunció a la Fundación Colosio del Partido Revolucionario Institucional Estado de México, en su misiva explicó que fue una gran distinción desempeñar “esta trascendente responsabilidad de formación política en nuestra querida entidad, en el que tuve la oportunidad de interactuar activamente con miles de militantes, manteniendo en alto el propósito de trabajar esmeradamente en el desarrollo de una nueva militancia, en la formación de nuevos líderes integrales, de conciencia activa, de sólidos principios personales”.
Expuso que se va con la frente en alto, con la satisfacción compartida con todos, del deber cumplido, reconoció el exsecretario estatal: “la lucha no ha terminado, los mexicanos desde el tercer sector, requerimos dar la espalda a la indiferencia y participar activa y estratégicamente en la formación de contrapesos que den equilibrio y viabilidad al mejor futuro de México”.
García Cuevas citó: “la disrupción política también es personal, se requiere valor para cerrar ciclos y atreverte a transformar la rutina en innovación, utilizar nuevas herramientas, renovar la voluntad y el entusiasmo para seguir aportando lo que esté al alcance para un México unido y mejor para todos”.
El exdelegado federal de Sedesol, concluyó su renuncia mencionando: “con respeto, dignidad y un enorme agradecimiento a las mujeres y hombres del partido que siempre me brindaron su apoyo, confianza y oportunidad durante toda mi vida, a todas y a todos les reitero por siempre mi gratitud, cariño y disposición plena”.
Fernando Alberto García Cuevas, es un gran amigo, destacado y brillante político de altos vuelos, ha escrito 16 libros es un hombre de convicciones, poseedor de una gran vocación de servicio y una vasta cultura, dijo claramente que por supuesto que no renuncia a su militancia priista, que no busca trabajo ni ningún otro cargo público o de elección. Su lealtad al PRI está más que incólume y la ha demostrado durante décadas.
¡Enhorabuena por este brillante trabajo que desarrollaste en la Fundación Colosio, así como por tu inigualable dedicación y profesionalismo!