En estas letras, quiero dejar constancia de un evento de excelencia que apenas tuvimos en El Colegio Mexiquense. César Camacho, presidente del mismo, hizo un homenaje en el Aula Mayor, a Ignacio Pichardo Pagaza, en el primer aniversario de su muerte. A mi parecer, son profundas, inteligentes y llenas de emoción sus palabras. Las comparto. Es este un homenaje de pares. Un exgobernador del Estado de México se las regala a otro. A mi parecer, en este evento, debieron de estar todos los exgobernadores vivos.
“Quien nos congrega, por su proverbial modestia, no gustaba de homenajes”, empezó diciendo. “Si en algo se empeñó Ignacio Pichardo, fue en cuidar que tanto sus dichos como sus hechos no dieran, nunca, pábulo a la diatriba o a la maledicencia, menos a la frivolidad o al espectáculo."
“Estamos hoy en el Aula Mayor a la que, en oportuno reconocimiento a su gran aporte a la academia y, en particular, a esta institución, se impuso su nombre en vida, para respetar su deseo de mesura sin renunciar a homenajearlo; para, sencillamente, exaltar a quien, al descollar, es ya, entre los suyos, un ejemplo, y por su trayectoria vital, una autoridad."
“Fue alguien que, por sus méritos, es digno de admiración, y como lo define la Academia: es un benemérito”. Debemos exaltar al hombre que sirvió al hombre. Hacerlo es lo correcto, es lo justo; lo necesitamos en los días sombríos que vivimos, en estos tiempos que nadie escogió. Para apreciar y preservar lo que tenemos. Para valernos de ese enorme cúmulo de inteligencia y laboriosidad que recibimos de pasadas generaciones.”
“El Estado de México, el que en su nombre encierra su destino, es el estado, de México; el de los activos extraordinariamente valiosos que es imprescindible reivindicar. Somos casi 17 millones de personas; entre los que aquí nacimos y los que decidieron hacerse de un hogar. En solamente el 1.1% del territorio nacional vive el 13% de la población y se genera prácticamente el 10% de la riqueza del país."
“Somos el corazón de México. La construcción de este Estado ha sido, la obra de muchos. Uno de quienes más lo engrandecieron fue Ignacio Pichardo Pagaza. Acreditó, como pocos, tener el dominio de nuestra compleja geografía. Sobre todo, la humana. Se ocupó de lo urgente sin perder de vista lo esencial."
“Empeñó no sólo su competencia, sino literalmente su existencia. Le entregó al estado lo mejor de sí: su lucidez y trabajo, también su pertenencia, su cariño entrañable."
“Fue académico, legislador, administrador, diplomático; y en todos esos campos brilló y dio buenos resultados. Ningún otro ámbito le fue tan grato, tan relevante, que servir a su tierra."
“Tenía contacto cotidiano y directo con la gente; acudía al llamado de auxilio de la población en riesgo o con carencias; recibía en pública audiencia a quienes clamaban su ayuda. En todos los casos, atestiguó la lucha diaria y se solidarizó con ella."
“Porque fue político nato, tuvo claro que había que sentir, no sólo hacer la política. Tener genuina emoción social."
“Se ocupó en darle un giro a la política mexiquense. El objetivo estaba a la vista: trabajar más y mejor para recuperar lo perdido; cumplir la palabra empeñada, volver a ser competitivos; claramente ganar las siguientes elecciones… En 90 y 91 se recuperaron los espacios que se habían perdido en el 88."
“La nobleza y su don de mando, venía de su doble linaje y legado. El del hombre de leyes y el del hombre de letras; uno, que recibió de Carlos Pichardo Cruz, constituyente de octubre de 17, es decir, de la Constitución del Estado Libre y Soberano de México, y de Joaquín Arcadio Pagaza, no solo un clérigo y hombre de bien, sino un hombre con la pluma depurada."
“Su liderazgo no provenía de su nombramiento; su liderazgo devenía de su comportamiento."
“Tal es nuestra misión: preservar la memoria de un hombre cuya luz no habrá de apagarse en tanto esté presente, siempre que lo sigamos y lo secundemos."
“Porque su presencia entre nosotros no ha de ser pétrea, no es estatuaria, El Colegio Mexiquense seguirá tributándole gratitud por el decidido apoyo que, primero en su calidad de gobernador, le brindó; también por su aportación como investigador, pues fue uno entre pares, y fue siempre eminente y mucho más apreciado."
“Aquí desarrolló ideas, se ha comentado, sobre municipalismo y perfiló algunos planteamientos sobre la indispensable, urgente reforma fiscal, bosquejando, con brillantez y creatividad, varias propuestas."
“Su recuerdo no es para el epitafio ni para la lápida; es para la memoria colectiva, afectuosa, incluso alegre, porque nos fue concedido tenerlo entre nosotros mucho tiempo”, concluyó el exgobernador y presidente de El Colegio Mexiquense.
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