*En Edoméx: de la simulación a la burla en los arranques de campaña.
Sin duda, la tragedia ocurrida en la Línea 12 del metro de la CDMX despertó sin fin de reacciones, la mayoría politizadas, en contra de la autodenominada 4T.
En un primer momento, los señalamientos, infundados en su mayoría, conducían a una cacería de brujas contra Ebrard y Morena, cuando la responsabilidad directa debe recaer en la constructora y los encargados directos de supervisar el uso adecuado de materiales y demás reglas de ingeniería urbana.
Pero lo inaceptable es el desdén con que el presidente López Obrador ha manejado el tema desde la comodidad de la conferencia matutina; sin empatía y en papel de víctima, que no es nuevo.
Ni siquiera hizo acto de presencia en el lugar de los hechos, en un gesto solidario con la penosa situación.
Dicen que nadie aprende en cabeza ajena, pero ojalá que el saldo de muertos y heridos sea un fatídico ejemplo para los gobiernos en turno y venideros, a la hora de contratar y desarrollar obra pública, para que ésta cuente con las medidas necesarias de seguridad pues, a la postre, quienes la pagamos, somos los usuarios, que no contamos ni con las garantías mínimas al usar esta infraestructura.
Por otro lado, hace una semana arrancaron las campañas para diputaciones locales y alcaldías en el Edoméx; entre transmisiones mal hechas y montajes en redes sociales, tomando en cuenta que, en escenario pandémico, son los espectros digitales los más idóneos para lograr la masividad deseada por los aspirantes.
Sería falso decir que había gran expectación de la gente respecto a los arranques virtuales de las campañas políticas; pero no faltó el candidato que esperaba miles de vistas en sus video o reacciones al por mayor. Cosa que no ocurrió.
Se les olvida a los políticos que el manejo de redes sociales oficiales debe ir emparejado a la narrativa de la comunicación social, que debe realizarse por profesionales y no por improvisados, todo por ahorrase una lanita.
En estos tiempos, los electores merecemos propuestas serias, conducentes y factibles, y no montajes, carentes de contenido y propuesta.
De nada sirve que los candidatos se den “baños de pueblo” encendiendo veladoras, simulando hacer tortillas o pintar una barda y menos, usando corridos y canciones famosas como estrategia para subir su popularidad.
Ocupamos de planteamientos con diagnóstico del territorio que pretenden gobernar, que deriven en planes de gobierno realistas, para ir modificando paulatinamente los rezagos de cada comunidad, que sobra decir, son muchos.