Florida
Otra vez hizo de las suyas el Presidente Trump: sacó a su país del gran proyecto internacional que pretendía alcanzar el próximo año, un pacto no vinculante con directrices comunes para la gestión humanitaria de movimientos migratorios y de refugiados.
A punta de twittazos dejó claro que sus decisiones sobre política de inmigración serán tomadas por los estadounidenses y sólo por los estadounidenses.
No sabe el magnate neoyorkino, que hay en este momento 65 millones de refugiados -en otras naciones o en otros lugares, dentro de su país- expulsados por guerras, problemas de carácter político o crisis humanitarias. Ni tampoco que alrededor de 250 millones de seres humanos representan el flujo inmigrante alrededor del planeta.
Esta polémica decisión va alineada a lo que ofreció en campaña, y a su política racista y xenófoba, que impulsa la construcción de un muro “grande y hermoso” con la frontera común con México.
Pero la historia, más pronto que tarde se la cobrará; y lo peor, pagarán los daños algunos de sus entusiasmados gobernados. Sus rupturas internacionales traerán consecuencias muy serias. Por ejemplo el adiós al Acuerdo de París contra el cambio climático o el Acuerdo Comercial con los Países de la Costa Pacífico, los aisló de las grandes potencias, que representan el equilibrio mundial.
La prensa buscó al presidente de la Asamblea General de Naciones Unidos, Miroslav Lajčák, cuando se conoció la negativa de Washington y se limitó a decir que ninguna nación podrá gestionar sola las migraciones internacionales. Y claro, la participación de Estados Unidos era clave, ya que es una Nación que basa su economía en la fuerza inmigrante.
El mismo Antonio Gutteres, secretario general de la ONU -ex primer ministro de Portugal- consideró el proyecto como uno de sus mayores retos para este naciente 2018, dejando en claro que va, aunque no tenga el apoyo del país más poderoso del planeta.
Donald Trump ya tiene muchos frentes abiertos, ecologistas indignados, asiáticos confusos, prensa enojada, migrantes enardecidos, empresarios confundidos, musulmanes ofendidos, latinos pisoteados, y una comunidad internacional que le ha pasado todas, en este nuevo estilo de conquistar al mundo a través de redes sociales.
Pero coincidimos con varios analistas: tocó fondo ya la extensión de su campaña política, ahora en La Casa Blanca, y que los problemas interno y el contrapeso del Congreso lo tendrán ocupado varios meses. Estados Unidos con una amplia relación global no puede estar tirando al cesto de la basura sus acuerdos internacionales, por un berrinche reeleccionista.
*Periodista, editor y radiodifusor
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