Las mujeres aprendemos desde pequeñas (casi casi desde que comienza el estereotipo de utilizar “rosita para las niñas” y “azul para los niños”) que existen roles que la sociedad espera que seamos capaces de desempeñar y que en caso de incumplimiento generarán una exigencia de esas “tamaño caguama” (obviamente refiriéndonos a la tortuga gigante), con todo tipo de manipulación y chantaje…
Entre esos roles están la forma en la que nos conducimos con moldeada a través de frases castradoras y coartantes: “Las niñas bonitas no hacen caras”, “las niñas bien educadas sonríen”, “las niñas no gritan”, “las niñas son dulces”, “las niñas buenas no tienen relaciones sexuales antes del matrimonio”, “las niñas deben ser hacendositas, tiernas y no mal contestan” y demás estereotipos que nos van limitando y recortando como personas, convirtiéndonos en un modelito estándar. El problema con la estandarización consiste justamente en eso, en la falta de oportunidad para “lo diferente”.
Todo lo anterior abonó para que yo desde chiquitita me asumiera “diferentita”, así lo decían mis tías las amargadas y mi abuela la beata de closet, - que odiaba de mí hasta mi forma de caminar,- si por ella hubiera sido me habría metido de monja, cortado el cabello, silenciado la boca y hecho caminar como tabla, con eso de que yo provocaba al “demonio” y me atraía todo el infierno con mi “salerito”, no podemos omitir decir aquí que la mujer era una española del siglo más que pasado.
Creo que entre más me prohibían cosas más ganas me entraban incurrir en “ello”, porque seguro sería algo muy interesante, o muy bueno, o muy placentero si es que se encontraba tan fuera del alcance y tan silenciado…
Lo más extraño es que a los niños que crecen en nuestras mismas casas los educan con una moral “distinta”, ellos deben ser - en palabras de los mismos padres que a nosotras nos piden ser muñequitas de aparador - “cabrones”, nada dejados, “los niños no lloran”, “aguántese como los machos”, “ah, ¿tiene muchas novias? ¡Qué cabrón es mi hijo!” y demás gotitas de sabiduría por el estilo, generando una conducta por demás confusa y llena de doble moral e hipocresía.
Justo en una discusión familiar el otro día y mencionando la permisividad hacia las conductas “libertinas” de los hombres y la forma en que las mismas conductas son condenadas por la sociedad cuando son llevadas a cabo por mujeres, alguien del sexo masculino respondió cuando le preguntaron el porqué de que a sus 35 años no ha contraído matrimonio, su respuesta me hizo reír: -“Me casaré con la mujer que al invitarla a ir conmigo a un hotel, me responda enojada con un par de bofetadas” – y luego remató con orgullo: -“Hasta ahora nadie lo ha hecho”.-
Ante lo que no pude evitar comentarle: - “Supongo que todas las que han aceptado irse contigo al hotel, no se merecen el honor de ser tus esposas por ser “unas putas”, y supongo también que el dechado de virtudes con el que pretendes casarte únicamente tendrá actividad sexual con fines reproductivos que no afecten la idealización que se tiene de las madres…”
“Mi recomendación sería que te acuestes con otros hombres y de ese modo ambos serían unos cabrones y no tú un cabrón y ella una “suripanta” además de una “cándida imbécil”.
En un mundo donde la violencia de género es el pan de cada día, donde los feminicidios abundan y donde aún se piensa que los hombres deben cuidar “la honra de la familia”, - cabe mencionar que nunca he entendido como la INMENSA HORNRA DE TODA UNA FAMILIA cabe en un himen que por cierto al parecer es un mito, ojalá alguien pueda algún día explicármelo con peritas y manzanitas, - esta educación doble moralina cargada de juicios errados y de información culpabilizadora tiene mucho que ver con la preservación y normalización de la convivencia destructiva.
De nada valen las políticas públicas que solicitan igualdad, si de base quienes son los encargados de aplicarlas, y quienes deben solicitar su correcta ejecución se encuentran limitados por el sesgo de su educación.
Considero que la tan ponderada equidad será posible el día que seamos capaces de respetar las decisiones de los otros sin creernos con el derecho a juzgarlos, el día que aceptemos que “las niñas bonitas” se aburren terriblemente y que las mujeres que se asumen como tales son capaces de decidir sobre su vida, ocupación, educación, sexualidad y economía descargando las culpas ancestrales de la tradición judeo-cristiana, viviéndose y disfrutándose como seres humanos individuales, cargados de hormonas preparados para vivir, laborar, existir, sentir placer, disfrutarlo, compartirlo y exigirlo…
Sin dejar de lado sus derechos y obligaciones que permitan la sana convivencia en sociedad
Concluyo con lo siguiente:
De acuerdo con el comunicado de prensa número 592 /19, con fecha del 21 de noviembre de 2019, del Instituto Nacional de Geografía y Estadística de México (INEGI), realizado a partir de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), a través de la cual se obtienen los datos que se convierten en el referente nacional y regional y que ha sido fuente básica para el diseño y seguimiento de las políticas públicas para prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres:
“De los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que hay en el país, 66.1% (30.7 millones) ha enfrentado violencia de cualquier tipo y de cualquier agresor, alguna vez en su vida.”
- “El 43.9% ha enfrentado agresiones del esposo o pareja actual o la última a lo largo de su relación y está más acentuado entre las mujeres que se casaron o unieron antes de los 18 años (48.0%), que entre quienes lo hicieron a los 25 o más años (37.7%).”
- “En 2018 se registraron 3 752 defunciones por homicidio de mujeres, el más alto registrado en los últimos 29 años (1990-2018), lo que en promedio significa que fallecieron 10 mujeres diariamente por agresiones intencionales.”
- “En cuanto a la violencia que experimentaron las mujeres entre octubre de 2015 y octubre de 2016, 45 de cada 100 mujeres fueron víctimas de algún acto violento, principalmente de tipo emocional, sexual y discriminación en sus centros de trabajo. En el caso de la violencia emocional el perpetrador es principalmente la pareja o última ex pareja, mientras que la violencia sexual ha sido ejercida por diversos agresores distintos a la pareja.”
** Para mayor información se recomienda visitar: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2019/Violencia2019_Nal.pdf
Todas estas cifras evidentemente escandalizan a quienes tienen la oportunidad de consultarlas, sin embargo existen millones de mujeres que son parte de esta estadística y que no tienen la oportunidad de cuestionar su forma de vida por una sencilla razón, viven entre la violencia normalizada y la falta de oportunidades justas. Para muestra un botón:
“La violencia contra las mujeres es un problema de gran dimensión y una práctica social ampliamente extendida en todo el país, puesto que 66 de cada 100 mujeres de 15 años y más, residentes en el país, han experimentado al menos un acto de violencia de cualquier tipo, ya sea violencia emocional, física, sexual, económica, patrimonial o discriminación laboral, misma que ha sido ejercida por diferentes agresores, sea la pareja, el esposo o novio, algún familiar, compañero de escuela o del trabajo, alguna autoridad escolar o laboral o bien por amigos, vecinos o personas conocidas o extrañas. Esto es, 30.7 millones de mujeres en México han sido sujetas a actos violentos y discriminatorios alguna vez, a lo largo de su vida.” (Estadísticas a propósito del Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre) datos nacionales. P. 6 /28).
Al conocer esta información, se convierte en un acto de responsabilidad social para todas aquellas que estén en posibilidad de hacerse escuchar, el evitar silenciar estos hechos escandalosos y vergonzantes a todas luces.
¡La vida puede ser mucho más que sometimiento, es una oportunidad de existir y evolucionar, muy corta para fingir orgasmos y muy larga para soportar el infierno en silencio!
@PalomaCuevasR
Paloma Cuevas R. Condecorada en 2020 con la Medalla y el Pergamino Leona Vicario. Mujer y madre. Femenina cuando le da la gana. Amante declarada de México, el mezcal, el buen café y la verdad sin anestesia. Es humanista, sapiosexual, docente durante más de 22 años, filósofa, columnista, escritora y locutora en temas de Cultura, Política y Erotismo. Fundadora de #ProyectoÍtaca plataforma política y cultural. Locutora titular de #ProyectoÍtaca en Cadena Radio Mx. Promotora y gestora cultural incansable. Coordinadora de Comunicación y Relaciones Públicas del World Poetry Fest, integrante del Mapa Nacional de Escritoras Mexicanas Contemporáneas.