En los últimos 55 años de la era moderna de nuestro querido y vapuleado país han transitado por la presidencia de la república nueve hombres que francamente han mal gobernado a todos los mexicanos porque no han estado preparados ni a la altura, además no han cubierto ciertos requisitos para desempeñar mejor dicho encargo como el amar profundamente a México, tener gran vocación de servicio, ser honesto a carta cabal, verter sus cinco sentidos con los máximos deseos de servir a la patria.
Por supuesto que su formación académica, -es indispensable- una intachable y larga trayectoria política, administrativa con vasta experiencia en el desempeño de cargos públicos, forman parte de los requisitos para una mejor eficiencia y lograr que nuestra nación sea potencia mundial. Desafortunadamente, han sido evidenciados por su ineficaz labor al frente de su gestión por el incumplimiento de sus promesas de campaña, de su falta de pericia, destreza y compromiso, aunada a su desmedida ambición de poder durante su sexenio que los envilece y los embelese, dando al traste con las expectativas de los mexicanos para obtener un magnífico crecimiento económico, un mejor desarrollo político, económico y social, así como de una evolución y equidad de los distintos sectores sociales que hemos sido copartícipes de estos resultados negativos que nos han perjudicado enormemente como nación.
Los nueve presidentes que han gobernado y mal en estos 55 años son Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Pacheco, Miguel de la Madrid, Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, Enrique Ricardo Peña Nieto y el mismísimo Andrés Manuel López Obrador, le han quedado a deber y mucho a todos los mexicanos por su precario desempeño como jefes del Ejecutivo.
Sin lugar a dudas nuestro querido país, merece mejor suerte a la hora de ser gobernado, porque todos llegan y prometen una mejor nación con crecimientos económicos más allá del tres por ciento anual, la creación de cientos de miles de empleos, el abatimiento de la inseguridad y del crimen organizado en todas sus modalidades, mejores programas sociales estabilizadores, acabar con los millones de pobres (hoy son 71 millones, ¡cifra vergonzosa!), además de una lista muy larga de asignaturas pendientes, lamentablemente los nueve presidentes le han fallado rotundamente a todos los habitantes de mexicanos.
Recordemos el modelo económico llamado desarrollo estabilizador o Milagro Mexicano que se utilizó a partir de 1940 y concluyó en 1970, fueron las bases que estabilizaron económicamente al país obteniendo un desarrollo económico continuo que fue a base de sostener la economía libre de topes como inflación, el déficit en la balanza de pagos, devaluaciones y otras variables que lograron estabilidad macroeconómica.
Dicho cambio fue a partir de se logró abarcando las administraciones de Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruíz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, treinta años de verdadero crecimiento económico y estabilizad social, que se acabó con el populismo exacerbado de Luis Echeverría, de López Portillo y hoy en día de Andrés Manuel López Obrador.
Es preciso mencionar que en 1970 se inicia una etapa férrea del Populismo Mexicano que desarrollo derivado del autoritarismo con que era visto el gobierno priista y en reavivar la economía vía mayor gasto del gobierno. Dicha acción se confunde con un progreso que acabó en severa crisis con los ciudadanos más desprotegidos.
Los resultados del sexenio de Echeverría en 1976 fueron negativos con la devaluación de peso 22 frente al 22 y una deuda superior a los 26 mil millones dólares cuando Díaz Ordaz la había dejado en 8 mil 400 millones de los billetes verdes y el peso a 10 frente al dólar.
El populismo continúa con José López Portillo que hacer crecer la deuda externa a 80 mil millones de dólares se devaluó a 72 frente al dólar, la inflación anual llegó al 100%. Al inicio de dicha etapa (1971) el déficit público fue de 2.5% terminando en 1982 con el 14%.
El garrafal error de los dos populistas mandatarios (Echeverría y López Portillo) mentalidad de la época era creer que con el gasto gubernamental se puede detonar el progreso económico.
Recordemos que este nefasto acendrado populismo está vigente en el siglo 21 y los tenemos en nuestro país con López Obrador, quien gasta a manos llenas el erario público, creyendo que eso traerá desarrollo económico, cuando la realidad es contraria.
El tabasqueño le sigue apostando a sus “obras faraónicas” que no le funcionarán como el Tren Maya, la Refinería Tres Bocas, el gansopuerto Felipe Ángeles y el rescate multimillonario de Petróleos Mexicanos que es un verdadero barril sin fondo. Otra característica de los mandatarios populistas, es precisamente invertir en proyectos que no fueron estudiados a conciencia, es el caso del macuspano quien hizo caso omiso para desarrollar sus obras sexenales.
Un rasgo más del populismo es el endeudamiento, Echeverría, López Portillo, solicitaron muchos préstamos al Banco Interamericano de Desarrollo, endeudando considerablemente a nuestro país. El mismo caso es el de López Obrador, que han obtenido préstamos del exterior por más de 1.7 billones de pesos.
Las inversiones privadas de igual manera descienden considerablemente en los gobiernos populistas y con tendencias izquierdistas, Luís Echeverría se puso contra de los empresarios, situación que provocó animadversión para invertir. De igual manera López Portillo estatizó la banca, cuando advirtió en su discurso en un informe presidencial: “No nos volverán a saquear” (¿?). Por supuesto que su insana acción, no dio tranquilidad ni a inversionistas ni a ahorradores.
López Obrador, ha hecho lo mismo, acusar a los empresarios de evasores fiscales, de explotadores y otras “linduras”. Tampoco tuvo la sensibilidad para firmar un pacto nacional con las pymes para sacar adelante al país. Sus pésimas acciones y el peor decrecimiento económico y los más de 10 millones de empleos perdidos desde hace más de 90 años, están a la vista de todos los mexicanos y del resto del mundo.
El jefe del Ejecutivo actual, sigue culpando a las anteriores administraciones de sus nulos resultados en todos aspectos, lo lamentable es que sigue empecinado en no dar un viraje a su proyecto sexenal que nos beneficie, son muchas aristas que tiene el gobierno decepcionante, autollamado 4t que encabeza Andrés Manuel López Obrador que no sabe cómo solucionar.
La obstinación y terquedad del tabasqueño que no quiere soltar el poder ni delegar en miembros de su gabinete que le tiene pánico seguirá dando mucho de qué hablar, pero en su contra, son decenas de millones de mexicanos decepcionados de este gobierno populista que quiere acabar en dictadura. Este populismo es nefasto y nos ha golpeteado severamente en tan sólo 32 meses y de continuar nos aniquilará.
39% MÁS CONTAGIOS EN ESTE VERANO
El repunte de la segunda ola de covid-19 (para el gobierno la tercera), recordemos que en ningún momento el ineficiente gobierno federal pudo aplanar la curva de la primera ola, ahora les está dando con todo a jóvenes cuyas edades fluctúan entre los 18 y 39 años, que siguen sintiéndose “inmunes” ante este letal virus.
La pandemia no cede en nuestro país, además de haber acabado con más de 700 mil vidas de mexicanos de todos los estratos sociales, dicho virus sigue mutando y ahora más con la nueva cepa Delta muy fortalecida, la que ataca directamente a los pulmones y acaba con rapidez con la vida de miles de personas. Dicha cepa proviene de la India. Las otras dos son la Alfa y Gamma.
El repunte de esta segunda ola, (porque tengo otros datos) ¡Ah, verdad!, es 39% más elevada durante éste verano que el año anterior, pese al incremento, familias vacacionistas desafían al letal virus, arribando a destinos turísticos como Yucatán, Veracruz, Guerrero, Quintana Roo, Tamaulipas, Ciudad de México.
Cancún suma 19 mil contagios, el 25% corresponden al mes de junio y los primeros ocho días de julio. Precisamente el sábado pasado hubo nueve mil personas contagiadas confirmadas. Así pues, cuidémonos todos del Sars-cov-2 y sus fulminantes variantes.