El virus del Covid-19 y sus mutaciones llegaron para quedarse. Lo tendremos que asumir y tomar las medidas necesarias, o el mundo que conocemos desaparecerá. Ya los cambios son evidentes.
Es en este sentido que vale la pena considerar que el derecho de los que no se quieren vacunar termina donde empieza el derecho de los demás que están vacunados pero que siguen corriendo el riesgo de ser contagiados.
Es un fenómeno difícil de entender, de abordar y de resolver. Se presenta en los Estados Unidos, Francia y otros países de Europa, y por lo que hace a nuestro país, en comunidades de Chiapas y otros pueblos y grupos de personas con creencias diferentes sobre la salud y la cura por vía de fármacos creados y procesados en laboratorios. No es la única razón, también convergen creencias religiosas que no se los permiten y el miedo a las reacciones que produce la vacuna, en algunos casos.
El problema es que los no vacunados pueden generar cadenas de contagio difíciles de romper porque estas personas han circulado libremente y tenido contacto con mucha más gente de la que ubican. En este sentido son contradictorias las reacciones de la población joven que demanda ser vacunada urgentemente, y al mismo tiempo, otros siguen vacacionando y viviendo en la fiesta. Lo cierto es que sólo cuando muere algún ser querido toman medidas. No tendría que ser así.
Frente a la tercera ola tan virulenta, responsabilidad, vacunas, cubrebocas, lavado de manos, gel antibacterial, sana distancia ventilar y no reuniones es la misión a cumplir en este doloroso tiempo.
El filósofo coreano, Byung-Chul Han, señala que vivimos en una sociedad de supervivencia, de miedo a la muerte, en un estado de guerra permanente en que todas las fuerzas vitales se emplearán en prolongar la vida. Así la convivencia y el tejido social quedan rotos y los autócratas se siguen empoderando.
Por lo pronto la responsabilidad social obliga a vacunarse y a seguir las medidas.
Vivimos con miedo al virus, a la violencia, a la pobreza y a lo que vendrá, y aun así hay quienes no quieren vacunarse.