Los coyotes de servicios administrativos de Urawa

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Los coyotes de servicios administrativos de Urawa

Domingo, 15 Agosto 2021 01:56 Escrito por 
Alfredo Albiter González Alfredo Albiter González Lo bueno, lo malo y lo serio

Independientemente del color del semáforo epidemiológico para el Estado de México, existen trámites que se tienen que realizar de forma personal en las oficinas del Centro de Servicios Administrativos “Miguel Hidalgo y Costilla”, que se encuentran ubicadas en la calle Urawa sur, esquina con Paseo Tollocan.

En razón de la pandemia se ha modificado la forma de atención al público en ésta, como en otras áreas del gobierno, ahora todo trámite se tiene que programar mediante una cita que se hace vía internet, en la que se fija la fecha y hora en la que habrá de presentarse el usuario para terminar de realizarlo.

Pero lo anterior por desgracia no lo saben todos, es por eso que son varias las personas que acuden personalmente, como lo hacían antes, para llevar a cabo la tarea que tenían pensada realizar, desde luego, sin haber concertado con antelación una cita por medio de la página web.

Normalmente a estas personas les urge realizar lo que tenían contemplado, y son varios los motivos por los que buscan solucionar la falta de cita, pues están impedidos por diversas razones hacerlo después, entre ellas puede ser que no cuenten con tiempo, o porque tienen que viajar, entre otras.

Es el momento oportuno para que los “gestores” que andan deambulando por la explanada de las oficinas “ofrecen sus servicios” a todo aquel que no puede o no sabe cómo realizar su trámite; se ofrecen para “apoyarlos” y para que no se formen. Incluso dicen poder resolver cualquier problema sin contratiempos.

En este sentido y haciendo alarde de conocer a gente que se encuentra trabajando en las oficinas, ya que son quienes les “hacen el favor” para agilizar todo “por fuera” porque les dicen, que las fechas que se dan son muy lejanas, ya que el sistema está saturado con motivo de la pandemia, y con ello se van ganando su confianza.

De esta forma se acomodan para hacer creer a los incautos que el “trabajo” que ofrecen es de lo mejor, y que les ayudarán a ahorrarse muchas dificultades por el apoyo que les ofrecen a través de sus contactos con los que cuentan al interior de las oficinas.

Por la necesidad del momento y por tratar de ahorrarse complicaciones futuras, según el parecer del usuario, caen en las redes de los delincuentes, y no pueden ser pocos los que lo hacen, puesto que son decenas de estos “gestores” que se pueden observar a simple vista abordando a la gente por todos lados.

Pero además, lo hacen con descaro, a la vista de todos, persiguen a los que van llegando; a los que pasan; a los que los llegan a ver; todos pueden ser presa de estos personajes que ofrecen agilizar cualquier trámite a cambio de unas monedas.

Una vez “enganchado” el “cliente” piden la copia de la credencial del INE, enseguida, entran o aparentan hacerlo, a las oficinas por la parte posterior, pues dicen que de esta forma “discreta” es para poder ver a su “contacto”. Unos minutos más tarde, regresan con lo que dicen es la hoja del pago para su trámite. Ejemplo; de automovilista para 4 años por arriba de los 1300 pesos, más su comisión de 150 pesos.

Ya capturada la atención de la presa, y mostrando el supuesto formato para realizar el pago, piden el dinero para que el interesado no tenga que formarse y únicamente se presente directamente con su “contacto” y finalizar todo. Es parte del servicio ofrecido, desde luego.

Posteriormente le dicen; “no se preocupe” en unos minutos se soluciona su problema, luego entran a las oficinas con el dinero para hacer el supuesto pago y regresan quitados de la pena diciendo que pronto les hablarán por teléfono.

Al cabo de un tiempo sin que la persona reciba alguna llamada para acudir a la ventanilla a recibir su documento, es entonces que busca a su “gestor” y éste le dice que por lo de la pandemia se les ha complicado el tiempo, pero que no desesperen, pronto se resolverá.

Entonces, para calmar al interesado, le hacen una llamada en la que el supuesto servidor público que es el que le “está realizando el trámite” le dice que por la cantidad de gente que hay, tardará aún una hora más, que él le volverá a llamar; sin embargo, esto no sucede, y al volver a buscar a su “gestor”, éste ha desaparecido.

Pero la cosa no para ahí, pues tal parece que estos “gestores” se turnan. Mientras se ven a unos 25 de ellos muy temprano, al medio día llegan otros tantos, y si por casualidad el que ha sido la víctima de los anteriores se acerca a uno de los del “segundo turno”, éste se ofrece “amablemente” investigar lo sucedido.

Después ocurre la misma escena, uno que parece ser el jefe entra a las oficinas y al regresar le dicen al sorprendido cliente, que sí se había hecho el trabajo, pero como no pagó, perdió su turno, y por supuesto que ofrecen hacerlo de nuevo.

La víctima no se entera que lo es, hasta que al ingresar a las oficinas con lo que cree que es el documento que acredita la reservación de su cita, es el propio personal que le hace notar que la supuesta cita, es “fraudulenta” y que tiene que hacerla por internet.

El usuario queda solo; con la frustración de haber perdido todo el día; sin dinero, y lo peor; sin trámite.

Para cualquier persona es simple preguntar al oficial de seguridad que regularmente se encuentra en la entrada para ser orientado, pero siempre hay los que caen en las redes de estos delincuentes. El problema real es que éstos actúan libremente y a la vista de todo el mundo, en la propia explanada de las oficinas administrativas, de no ser negocio para ellos, no habría tantos.

¿A quién le corresponde atender el problema? Es claro que actúan impunemente y con total libertad.

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio