Ricardo Anaya se ha subido al ring de la arena política, pero parece desproporcionado el pleito al que valiente reta a su adversario, pues se trata nada más y nada menos que del hombre hoy por hoy mas poderoso de México, y al parecer, no mide sus limitaciones.
Cuando se dan los enfrentamientos en cualquier ámbito de la vida siempre existen los espectadores, que son los que disfrutan desde su cómodo lugar el espectáculo que se les va a ofrecer y del que serán testigos, ellos, los espectadores, no corren y no tienen porqué, ningún riesgo.
Es normal que nadie más quiera correr riesgos innecesarios, no por ello deja de llamarles la atención el espectáculo que están por disfrutar; más aún si se trata de apuestas, porque irán en favor del que se observa más fuerte, aunque extrañamente en secreto y a veces no tanto, se inclinan por quien aparece como víctima. Es la naturaleza emotiva del ser humano, animar al pequeño para que pueda realizar lo que parece imposible, derrotar al poderoso.
Ricardo Anaya, no es cualquier debilucho en la política, desde luego que no, es un hombre inteligente y bien preparado, además de que no se puede dejar de lado el hecho que fue candidato por su partido el PAN para la presidencia de la República en 2018 y que precisamente perdió contra el hoy mandatario.
Pero ahora que se dice perseguido por el gobierno encabezado por el presidente Andrés López Obrador se la quiere “rifar” solo, porque hasta el momento ha salido a retar, a pintar su raya ante la amenaza que siente sobre su persona sin pedir ayuda, aunque ya han salido los importantes personajes de su partido a defenderlo.
Grave error comete el joven político, porque no se trata exclusivamente del peligro que él puede estar corriendo bajo estas condiciones, ya que se puede extender a otros actores de la vida pública del país. López Obrador es un hombre astuto, no por nada se encuentra encumbrado en el cargo más importante.
De mantenerse las cosas en la línea que está trazando el panista, sin que haya alguien que le oriente o le haga reflexionar respecto de lo que debe hacer tras la amenaza que se le está presentando, estaría abriendo una peligrosa puerta para que los adversarios del presidente, que no son pocos, puedan correr la misma suerte, y en un descuido, caer uno por uno.
No se trata de presumir si el mandatario es o no de rencores y traiciones, si logra la fiscalía “pescar” a Anaya, las condiciones se pondrán de fea forma, no únicamente para aquellos que ya estarán remojando su barba, sino para el resto de los ciudadanos.
Ante el conflicto que hoy enfrenta Ricardo, no son pocos los que únicamente se ponen a observar qué es lo que hará el que se dice perseguido, sin tomar en cuenta que está acción puede tratarse de una especie de laboratorio para probar la reacción popular.
Es una constante lo que ha hecho el tabasqueño, en México se dice “medir el agua a los tamales”, porque el objetivo apunta a un horizonte más definido. Lo que sucedió con la cancelación del aeropuerto que se construía en Texcoco, la cancelación de la cervecera Constellation Brands, la guerra en contra del Huachicol, la escasez de medicamentos, el extravío de vacunas anti COVID, el problema del agua, el retiro de fideicomisos, entre muchos otros, le han servido para medir la reacción del pueblo, ¿cuál ha sido?
Bajo esta apreciación, el presidente López va ganando de calle su pretensión, porque no encuentra rival que valga la pena, Ricardo Anaya en las condiciones en las que se encuentra, no le representa mayor preocupación para aquél que sabe que las tiene todas de su lado, es más, hasta le funciona como distractor, ¿Quién se ocupa de la tragedia de Pemex, de los damnificados por el paso del huracán Grace, de los de la línea 12 del Metro, de que ha bajado drásticamente la vacunación anti COVID?
Por eso es que la pelea es bastante dispareja, porque en caso de que Anaya sea recluido en la cárcel, perderá tiempo valioso en tratar de demostrar su inocencia. Jurídicamente puede presumirse que existe forma de hacerlo, de acuerdo al escueto comunicado que lanzó la Fiscalía General por instrucciones del presidente. Tiene posibilidades que con una buena defensa y estrategia, salir bien librado, pero lo mismo pensaba la defensa de Rosario Robles.
No, no hay certeza jurídica, porque está en riesgo la legalidad, el debido proceso, y bajo estas circunstancias, es muy complicado; peor aún, enfrentar al enemigo en su cancha y sin apoyo de público alguno, el resultado no puede ser otro que el mismo de Rosario Robles.
Ante todo lo que se observa, lo que viene debe tener preocupados a muchos, porque Anaya no es el único, existen personajes que molestan a la cúpula del poder aún más que él, y que forman parte de una larga lista que ha dejado entrever el tabasqueño, y entre ellos se encuentran periodistas por supuesto, como Carlos Loret y Brozo, y hasta donde muchos presumen, a ellos dos les están organizando su fiestecita.
El peligro de todo, ya sea que Anaya, o cualquier otro ingrese a la cárcel; en adelante todo puede pasar, por eso es importante no perder de vista que no se trata exclusivamente de él, después, sólo será cuestión de tiempo, y si alguien se siente a salvo por considerarse parte del equipo, no están escuchando, ni comprendiendo el mensaje, ahí tienen varios ejemplos como el de Carlos Urzua, ex secretario de Hacienda, que de inmediato cayó en el bando contrario al renunciar.
Así son las cosas, y así lo han demostrado los acontecimientos con quienes antes fueron parte del nuevo régimen y ahora no lo son, ¿por qué habría de ser diferente con otros?
Ricardo Anaya librará una dura batalla de poder, en la que aparece como el personaje más débil, y lo hará sólo, así lo ha decidido y entonces así será, mientras que sus simpatizantes estarán a la expectativa para conocer cuáles serán sus próximos pasos.
El único ente que puede hacer frente al poderoso, es el pueblo.