Ecatepec se ha convertido en un polvorín social que, tarde o temprano, estallará por la falta de agua, muy grave en algunas colonias de la demarcación. Con sus 1.8 millones de habitantes, es el municipio más poblado del Estado de México, pero también el que históricamente sufre más por la carencia de servicios.
Y no es un problema de ideologías, porque Ecatepec ha sido gobernado durante muchos años por el PRI, pero también por el PAN, el PRD y en este momento por Morena. Todos los alcaldes han tenido que batallar por los mismos problemas, especialmente por la falta de agua potable.
La región conocida como la Quinta Zona del exvaso de Texcoco es, quizá, donde se acentúa más la problemática de la escasez de agua. Allí vive casi un millón de personas y muchos de ellos en reiteradas ocasiones han tenido que tomar y cerrar a la circulación la Avenida Central como medida extrema para que volteen los ojos hacía ellos.
En la colonia Granjas Guadalupe, por poner un ejemplo, es común observar a cientos de personas formarse ante las pipas para obtener un poco de agua. O directamente en los pozos porque, además, existe otro serio problema, la antigüedad de las redes de conducción originan cientos de fugas que no son atendidas en el momento.
Cada año es lo mismo durante la temporada de estiaje. Se calcula que al menos unas 120 colonias de esta zona sufren desabasto de agua. El alcalde Fernando Vilchis Contreras ha puesto el ojo en el problema y, aunque al principio trató de solucionarlo llevando pipas de agua a la región, eso se convirtió en otro problema, porque los piperos cobran lo que les viene en gana por un servicio que debiera ser gratuito.
Curiosamente, Ecatepec es el municipio del Estado de México que más líquido recibe del Sistema Cutzamala, ya que tiene asignado un caudal de 915 litros por segundo, es decir, 28 millones 855 mil 440 metros cúbicos al año.
También se abastece de otro caudal de 6 mil litros por segundo a través de sus propios pozos, lo cual supera ampliamente los 5 mil 900 litros por segundo que proporciona el Sistema Cutzamala a todo el Estado de México.
Vilchis Contreras se ha dado a la tarea de combatir este problema desde dos frentes, primero, exigiendo a la Comisión Nacional del agua que le aumente el caudal que llega del Cutzamala y luego, rehabilitando los pozos instalados en el municipio, muchos de los cuales ya no sirven o están deshabilitados desde hace años.
El negocio de los piperos asciende a poco más 500 millones de pesos anuales que se van a las bolsas de particulares, dinero que podría ingresar legalmente a las arcas del municipio. Al inicio de su gestión, A Fernando Vilchis se le relacionó con el sindicato Libertad, a quien encargo la dotación de agua con pipas, un floreciente negocio, pues cada pipa se vende hasta en mil 200 pesos.
Por si esto fuera poco, el gobierno municipal se enfrenta al problema de que al menos 80 por ciento de los usuarios del agua potable, no pagan por el servicio, lo que hace prácticamente insostenible seguir manteniéndolo porque el organismo público descentralizado que presta el servicio no cuenta con los recursos suficientes para invertir en nuevas obras.
Por eso no es de extrañar que el alcalde advierta hacer grandes manifestaciones en Toluca para exigir que el gobierno estatal le aumente el presupuesto. Sin embargo, a quien debe presionar es a los legisladores que son, en última instancia, quienes autorizan la distribución de todo el paquete de recursos que se recauda en la entidad.
También debería presionar al gobierno federal para que las participaciones destinadas al municipio aumenten conforme a sus necesidades.
Si no se toman medidas urgentes en el futuro cercano, estaremos ante el riesgo de un estallido social de proporciones importantes por la falta de agua.
