México ha sido un lugar en donde se han dado cita muchos pueblos del mundo. A lo largo de su historia ha fomentado el flujo de corrientes extranjeras, ha dado asilo a refugiados de distintos regímenes, y también ha acogido a quienes han huido de la violencia de sus países.
Al poco tiempo de consumada la Independencia se promovió la colonización del norte del territorio, e incluso se elaboraron legislaciones que favorecían la inmigración, como fue el caso de la ley de Colonización del 4 de enero de 1823 y de la Ley del 18 de agosto de 1824. La Constitución de 1824, de carácter liberal, recogió importantes avances frente a las tendencias esclavistas, con base en el decreto que prohibía cualquier práctica de esta índole, del 23 de septiembre de 1817. Con estas disposiciones legales la población de origen predominantemente africano se dispersó en pequeños grupos por el país, dirigiéndose sobre todo a las costas. En la actualidad, descendientes de ellos a través de diversos mestizajes, radican en algunos poblados de la costa chica de Guerrero, Veracruz, Tabasco y Oaxaca.
En México los franceses comenzaron a distinguirse como grupo inmigrante a partir de la etapa independiente. Entre 1849 y 1852 más de 2000 inmigrantes franceses llegaron, a través de California, hasta el estado de Sonora. Los logros que en materia de inversiones, agricultura, comercio, e influencia en la vida pública, social e intelectual, alcanzaron estos inmigrantes en el país, se reafirmó con los gobiernos republicanos y florecieron centros de población francesa en los estados de Jalisco, Michoacán, Baja California, Sonora y Veracruz.
Los conflictos internacionales que se dieron a mediados del siglo XIX no variaron la política migratoria del país, sino que se siguió promoviendo la inmigración no sólo para ayudar al desarrollo sino como una oportunidad de delimitación del territorio nacional.
Manteniendo estrecho contacto con sus familias y sus raíces muchos italianos emigraron a México, principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Procedentes sobre todo de Lombardía, Piamonte, y Véneto, llegaron al país en los primeros años de la década de los 80’s del siglo pasado, porque “México es un paraíso y la situación política es de absoluta tranquilidad y de progreso en todos los órdenes”, según una convicción manifiesta de aquel entonces. Y los colonos europeos poco a poco llegaron a formar parte del tejido ordinario de la nacionalidad mexicana.
El primer grupo de japoneses que llega a la República Mexicana en 1875, lo componían 180 personas. Sin embargo, la mayor corriente migratoria proveniente del Japón se dio a partir de 1910, año en el que gran número de japoneses cruzaron la frontera de los Estados Unidos hacia México, y se internaron al territorio nacional, donde se dedicaron en especial, al comercio. Posteriormente, las actividades con las que se distinguió esta comunidad fueron las características de la importación, comercialización y desarrollo tecnológico de artículos eléctricos y electrónicos. La mayor parte de los japoneses que han llegado a México se han integrado a nuestra sociedad, a la que han hecho, como cada grupo proveniente de una rica tradición, importantes contribuciones culturales.
En 1880 se inicia la inmigración china a México, compuesta entonces de campesinos provenientes del imperio Manchú, que se prolongó hasta bien pasada la Segunda Guerra Mundial con un flujo migratorio que se vio continuamente aumentado y que aportó una valiosa mano de obra a la ampliación de la infraestructura básica en el esfuerzo de modernización del país. De 1940 a 1980 era muy superior el número de varones inmigrantes respecto de las mujeres, hecho que determinó la plena integración de esta corriente migratoria a la configuración de familias mexicanas.
El final del siglo XIX fue la época en que la inmigración procedente de Europa, ingleses, franceses, e italianos principalmente, adquiriera cierta continuidad. En forma paralela al establecimiento de estos grupos se presentan otras inmigraciones, como las de los israelitas, libaneses y chinos que vendrían a complementar las actividades industriales y agrícolas. (Continuará)
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