Los últimos días han estado cargados de hechos por demás significativos. En una vorágine de noticias apenas nos mantenemos al día con los acontecimientos a nuestro alrededor. No sólo son los adelantados procesos electorales en el estado y en el país, es mucho más. Y, como contexto, es la sospecha de que la información se usa para eliminar cualquier cuestionamiento por los pésimos resultados del gobierno federal y mejor hablar del que viene.
Hemos tenido de todo, por ejemplo, la definición por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre la prisión preventiva oficiosa. Mantener esta figura permitirá continuar con el encarcelamiento de personas durante su proceso de juicio (que en ocasiones no llega en años), incluidos presuntos inocentes. La presidencia de la República argumenta que es fundamental para garantizar la paz en el país, no obstante, la constante violación de derechos humanos. La ONU ha señalado que debería eliminarse y que la obligación del gobierno es fortalecer las instituciones de procuración de justicia para hacer investigaciones científicas y detener a personas cuando se tienen elementos de prueba de su presunta responsabilidad y claro, profesionalizar a los jueces.
Luego, vino una farsa en tres actos. En un primer acto, nos recetaron la aprobación (vía Morena) de la iniciativa de ley para que la guardia nacional se incorpore a la Secretaría de la Defensa Nacional, violando el texto constitucional, como primer acto. Para el segundo acto, el PRI pretende hacerle el trabajo fácil a Morena para extender la presencia del ejército en las calles hasta 2028 y, para culminar, en el tercer acto, otra vez Morena presenta una iniciativa para quitarle a la SCJN su capacidad interpretativa de leyes inconstitucionales, que son las que predominan en las propuestas de este partido.
En medio de todo esto, llegó a mis manos el más reciente texto de Moisés Naím “La revancha de los poderosos. Cómo los autócratas están reinventando la política del siglo XXI”. En sus páginas, el autor se pregunta ¿cuál es este nuevo enemigo que amenaza nuestra libertad, prosperidad y hasta nuestra supervivencia como sociedad democrática? Creo, amables lectoras/es, que ya tienen una sospecha. Nos dice Naím que los autócratas no suelen ceder el poder en forma voluntaria y, si les es posible, tratan de contener y rechazar los intentos de sus rivales intentando debilitarlos y sustituirlos. Esta nueva casta de políticos ávidos de poder utiliza técnicas innovadoras para obtener poder ilimitado y conservarlo. La fórmula la resume el autor como populismo, polarización y posverdad (las 3P).
Estos políticos suelen llegar mediante procesos electorales razonablemente democráticos. Luego, paulatinamente, desmantelan los contrapesos mediante las 3P. Su comienzo es suave y se esfuerzan en mantener las apariencias mientras socaban la democracia. Dice el autor que al populismo hay que entenderlo como una estrategia para obtener y ejercer el poder, los líderes populistas construyen una narrativa asumiendo que encarnan la voluntad popular y defienden su causa contra la élite corrupta.
Naím menciona a varios especialistas sobre el retroceso de la democracia y describe las herramientas para obtener el poder, refiero algunas de ellas:
- El catastrofismo, la permanente queja de la pésima situación en que se encontraron el gobierno, corrupto, caótico y fallido. (Calderón tiene la culpa de todo. A Peña no lo toca gracias a un probable pacto de impunidad).
- Criminalización, los adversarios no son personas que tengan una opinión diferente a la del gobierno, son delincuentes y pueden ser encarcelados si se vuelven demasiado populares (El Bronco, Ricardo Anaya y hasta Alito).
- Utilización de amenazas externas, la nación está amenazada por un enemigo exterior o empresas extranjeras que explotan a la patria (empresas españolas como Iberdrola).
- Militarización y paramilitarización, utilizan a las fuerzas armadas y grupos paramilitares (autodefensas) para intimidar disidentes.
- El desprecio a los expertos, pertenecen a la élite intelectual y son cómplices de las humillaciones al pueblo (90% honestidad, 10% conocimiento).
- Ataques a los medios de comunicación, los medios hostiles son enemigos, más aún si hacen pública la corrupción o incompetencia del gobierno y su movimiento (Loret, Reforma).
- Erosión del sistema de pesos y contrapesos, hay que desconfiar de las instituciones que sean capaces de contener y controlar la voluntad populista y desautorizarlas de manera contundente. (INE, recientemente los jueces).
- El mesianismo, la fuerte personalidad de quien dirige la causa, líder carismático que encabeza la lucha contra las élites que oprimen al pueblo.
¿Les suena conocido? ¿Alguna coincidencia con la realidad? Si, además, tenemos presente el dicho “si anda como pato, grazna como pato, se comporta como pato, muy seguramente es pato” (o ganso en nuestro caso particular). ¿Qué conclusión les viene a la cabeza? Amables lectoras/es como ciudadanas/os que aún tenemos libertades y con los elementos de análisis a nuestro alcance, debemos tener claro que este gobierno es autócrata y que por lo mismo nuestra libertad corre un grave riesgo, que difícilmente tendremos prosperidad y que hasta nuestra supervivencia como seres humanos se ve amenazada por la inseguridad, la carestía, la represión que será cada vez mayor.
El grupo que ostenta el gobierno emite clarísimas señales de que no está dispuesto a ceder el poder. Los acontecimientos descritos al principio de este texto son una muestra de ello. No le dan ninguna importancia a los procesos electorales democráticos que les permitieron llegar al gobierno, lo quieren por tiempo indefinido y no van a cederlo. Si es necesario eliminar las instituciones electorales, lo harán. ¿De qué depende que no suceda? De nosotras/os. Hablemos con quienes nos rodean, mostremos nuestra preocupación por el riesgo que estamos corriendo. Convoquemos a los demás a informarse y tomar postura. Decidamos entre defender nuestra patria o de plano rendirnos.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.