Las llamadas pre-campañas siguen su marcha y quienes aspiran a ser considerados "candidatos independientes" continúan recabando las firmas que les vistan con esa etiqueta. Todo indica que en la boleta aparecerán seis aspirantes como máximo -siempre que Armando Ríos Piter logré demostrar que cuenta con los seguidores que la ley exige-; aunque en el último tramo, a juicio de algunos observadores, podría darse una final de fotografía que habrá de interpretar la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Los ciudadanos estamos en espera de la apertura de la campaña en sí, para que escuchemos los proyectos de nación de los candidatos, claro, siempre que éstos opten por usar para ello los foros a su disposición, y no los transformen en escenarios de guerra sucia que en nada contribuyen a que la contienda sea medianamente democrática.
La abstención podría ser el factor de una sucesión débil y, en consecuencia, evidentemente ilegitimada como para que derive en una manifiesta ingobernabilidad.
Malo que se apueste a la abulia de muchos para el festejo de pocos. Todos los actores en este proceso electoral, incluidos los ciudadanos, tenemos el deber de exigir que la votación se acerque a los porcentajes de lo inaudito y así el ganador sería incuestionable en extremo, con la obligación de convocar a todas las fuerzas políticas y sociales a enfrentar la emergencia nacional que ninguno de los ahora contendientes puede poner en duda, ya que todo indica que el cómputo definitivo arrojará tercios aproximados.
Las tres fórmulas que tienen mayores probabilidades de triunfo irán por una mejor distribución de la riqueza; por un sostenido crecimiento económico; por un consensuado combate a la inseguridad; por el imperio del estado de derecho como única forma de enfrentar al binomio corrupción-impunidad; y por variantes sólidas que disminuyan los niveles de pobreza. Ninguna de las coaliciones se sale del ámbito del cuestionado modelo económico que se aplica en México desde hace décadas. De esto no hay duda.
