Entre los 16 y 17 años debe tomarse la decisión. Es un momento en el que muchos otros temas ocupan la mente: la apariencia, los amigos, la autoaceptación, la novia, el novio, el deporte, las fiestas, concluir los estudios de bachillerato o buscar una actividad para llevar dinero a casa. Y justo en ese momento debe decidirse: a qué dedicarse “toda la vida”. Tooooda la vida, así de fuerte (aunque en el camino muchos cambian la ruta).
Lamentablemente no todos los jóvenes que llegan a ese punto lo hacen con la mejor y más amplia información para decidir. Influyen las amistades, naturalmente la familia, sumado a lo que cada uno imagina que será “la carrera”. Algunos aciertan, otros fallan y varios abandonarán.
En nuestro país, tres de cada 10 jóvenes tienen la posibilidad de cursar estudios de nivel superior. En educación básica (primaria y secundaria) prácticamente se atiende a 100 por ciento de las niñas y los niños que están en edad de obtener esa preparación.
En preparatoria o bachillerato se logra casi 80 por ciento de cobertura y en licenciatura solamente 37 por ciento. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) México ocupa los últimos lugares con respecto al porcentaje de población que alcanza estudios universitarios. Apenas 17 % de los mexicanos obtiene un título de nivel superior, mientras el promedio entre los miembros de la OCDE es de 37 %.
Pero el problema no es solamente la cobertura, también lo es el desarrollo de conocimientos, sus habilidades y actitudes (competencias). El estudio: “Modelo de Competencias del Estado de México”, realizado por Parámetro Consultores –que dirige Paul Valdés-, contrastó las competencias requeridas en la industria manufacturera y de servicios, y aquellas que poseen quienes egresan de las universidades.
Se identificó, entre otros aspectos, que los jóvenes no adquieren las competencias especializadas, necesarias para emplearse. Casi dos de cada cinco vacantes no pueden ser ocupadas, porque los jóvenes egresados de la Educación Superior carecen de competencias básicas.
¿Qué buscan los empleadores? Competencias relacionadas con Comunicación, como: liderazgo, trabajo en equipo, manejo de emociones y resolución de problemas complejos; facilidad de palabra, comunicación asertiva y comunicación -oral y escrita- en español. Eso significa que el título no garantiza –lamentablemente- un empleo, pero no estudiar si garantiza que las cosas pueden complicarse.
Al cierre de 2017, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), reportó que la ocupación alcanzó un nivel promedio de 59.3 %, que es la menor proporción de personas en el mercado laboral en los últimos 13 años, y seis de cada 10 trabajadores subsisten en la informalidad.
Cuando los jóvenes eligen su carrera a partir de cuestiones económicas, de prestigio o la presión de sus familias y amigos, y no precisamente por sus talentos, capacidades y competencias, se puede provocar frustración, deserción escolar y subocupación laboral. Algunos cálculos refieren que la deserción le cuesta al país hasta 18 mil millones de pesos al año.
PERCEPCIÓN
El esfuerzo sostenido que ha realizado la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) desde hace 20 años para incrementar los espacios para recibir nuevos estudiantes, ha permitido que para el próximo ciclo escolar 2018-2019 podrán ofrecerse entre 23 mil y 25 mil lugares, en bachillerato y licenciatura. El rector, Alfredo Barrera Baca, anunció que podría aceptarse hasta 45 por ciento de los jóvenes que realicen su examen de ingreso.
VOTO 2018 PERCEPCIÓN
Andrés Manuel López Obrador ha regresado a su discurso de que los intereses oscuros operan para hacer fraude en la elección del próximo 1 de julio. Extraño giro, cuando se había visto bastante seguro, sereno y claro en su meta.
