Entre Morena, imposiciones en precandidaturas y homicidios, un panorama difícil para el tricolor
Las situación en el Partido Revolucionario Institucional cada vez es más complicada. Son varios los factores que tiene en contra para poder sacar adelante el proceso electoral de diputados locales y presidentes municipales en el Estado de México. Todo un reto para el gobernador Alfredo del Mazo Maza y, sobre todo, para Ernesto Nemer Álvarez, líder estatal del tricolor.
Para comenzar, viene el arrastre de un proceso electoral que el priismo perdió frente a Morena en junio del año pasado. La alianza con los partidos Verde y Nueva Alianza permitieron que el Revolucionario Institucional se mantuviera en el poder; sin embargo, Movimiento de Regeneración Nacional tiene amplias expectativas de triunfo en al menos 40 municipios, 21 distritos locales y 14 federales, de acuerdo con diversos análisis.
La tercera posición del precandidato José Antonio Meade no le ayuda tampoco mucho al PRI en la entidad. Por más esfuerzos que hacen, no levanta como pretenden. A eso le sumamos el reciente escándalo que llevó al dirigente nacional Enrique Ochoa Reza a disculparse tras expresar durante un mitin en Tabasco “Los prietos de Morena que ya no aprietan”, que le valió intenso golpeteo en las redes sociales.
La decisión de no ir en coalición con El Verde y Nueva Alianza en el proceso electoral local, ha provocado inseguridad a muchos de los precandidatos, aunado a que el proceso interno de selección no ha sido del todo terso como ha pretendido mostrarse. Las quejas de imposiciones, sobre todo en las planillas de los ayuntamientos, de personajes que no tienen liderazgo ha generado que pueda darse una desbandada a otros partidos políticos. Lamentan que no haya podido superarse el tema de los juniors, el compadrazgo, el dedazo… No hay el cambio prometido, dicen muchos.
Si a todo ello le sumamos el homicidio de Francisco Rojas, precandidato a la presidencia municipal de Cuautitlán Izcalli, el atentado al líder estatal del Partido Encuentro Social, Vicente Onofre Vázquez, además del homicidio de familiares de un expresidente municipal de Tenancingo, ha generado un clima de inseguridad y miedo entre quienes aspiran a ocupar un cargo de elección popular.
Lo peor de todo, es que muchos de ellos, si bien no pueden decirlo públicamente, comentan en corto que han recibido amenazas. El gobierno estatal a través del secretario general de Gobierno, Alejandro Ozuna Rivero, ha dado a conocer que nadie se ha acercado a solicitar protección tras todos estos acontecimientos, pero ¿realmente creen que sería bien visto un candidato con un equipo de seguridad para protección personal? Evidentemente, no. Nadie lo hará, pero es casi seguro que todos tendrán su propia seguridad encubierta.
El fiscal general de Justicia, Alejandro Gómez Sánchez, tiene el reloj en contra para resolver estos casos. Dicen que en política no hay casualidades y se atribuyen los hechos al momento político-electoral. A Gómez Sánchez le corresponderá demostrar, en breve, si es que esto es o no verdad.
Y la cereza del pastel: la renuncia de Pablo Peralta García, diputado local con licencia, a la candidatura por la presidencia municipal de Huixquilucan, la tierra del gobernador Alfredo del Mazo Maza. El argumento es que se da por motivos de salud. Pero ello, no deja de generar suspicacias.
El PRI, nada contra corriente.