Al presentar Las Perspectivas Económicas para el 2018, el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, José Antonio González Anaya, tercer secretario de la gestión de Enrique Peña Nieto- alertó que tres factores podrían empañarlas: los comicios de julio próximo locales federales, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la reforma fiscal de Estados Unidos que disminuyó el impuesto sobre la renta a las corporaciones, principalmente.
Por el momento, y por razones propiamente electorales, el tema de homologar el impuesto al consumo se pospone. Recuérdese que es factible la migración de empresas norteamericanas a su lugar de origen, y urgiría tapar el boquete que se abriría con esa importante ausencia recaudatoria, máxime si para retener a algunos, también se optase por disminuir el impuesto sobre la renta a las personas morales.
Aunque aseguró que “no se sabe quién va a ganar”, se sigue apostando a la cuestionable política económica instaurada desde los últimos dos decenios del siglo XX; y sobre todo, a la viabilidad de las llamadas “reformas estructurales”; es decir, en consonancia con lo expresado por el candidato del PRI a la Presidencia de la República José Antonio Meade Kuribreña en el acto de cierre de precampaña celebrado el pasado domingo, y que contribuyó a redescubrir la desconfianza que inspiran en muchos las autoridades electorales.
Sí, en este momento el éxito del modelo económico, que sin duda sigue beneficiando a los menos, corre cierto riesgo por el desenvolvimiento del proceso electoral en marcha.