La realidad alterna

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Publicado en Opinión

La realidad alterna

Jueves, 06 Junio 2024 00:02 Escrito por 
Juan Carlos Núñez Armas Juan Carlos Núñez Armas Palabras al viento

Para poder ejemplificar lo sucedido el 2 de junio, de hecho, lo sucedido tres años antes de que iniciara el proceso electoral, permítanme comentarles una escena que vi en un meme de Internet. En una finca algodonera del sur de Estados Unidos, en el siglo XVII, está un esclavo y su amo, el esclavo se dirige al amo y le dice que una persona que pasa tiene un caballo, el amo le dice “¿y qué quieres que haga?, ¿se lo quito para dártelo?”, y el esclavo contesta: “yo para qué quiero un caballo, lo que quiero es que esa persona no tenga el caballo”.

Así el proceso que vivimos. No se trató de buscar la prosperidad y tener una vida en paz. Se trató de que los otros no tengan lo que han logrado. Sigo ejemplificando, hace muchos años se padecía de grandes males, léase fraudes electorales y atropello a derechos humanos producidos por caciques locales que se empecinaban en tener todo el poder y decidir sobre las vidas ajenas; virus y bacterias que arrasaban poblaciones y dejaban miles de personas con discapacidad o familias desprotegidas, no había doctores, ni medicinas contra estos males. Al paso del tiempo, los ciudadanos lograron una organización rudimentaria y comenzaron a ganarle a los caciques.  Formaron partidos políticos, fortalecieron instituciones y, después de muchas batallas, lograron perfeccionar las reglas electorales. Como si hubiera aparecido la penicilina política pudieron florecer los órganos electorales ciudadanos, la credencial para votar con fotografía, el tribunal electoral, el Instituto Federal Electoral (hoy INE). Y claro, la posibilidad de elegir mejores gobernantes y exigir rendición de cuentas también mejoró el sistema de salud.

A partir de este entramado institucional, llegó la alternancia y con ello pareció que las reglas democráticas habían echado raíces y eran ya la normalidad. Se aceptó la pluralidad y no se presentaron más protestas por fraudes porque eran innecesarias. Había credibilidad en la autoridad electoral y se pensó que las viejas prácticas habían sido erradicadas, de tal manera que, continuando con mi ejemplo, dejamos de vacunarnos y de tomar medicamentos preventivos, asumimos que eran innecesarios porque ya no nos enfermábamos. Empezamos a vivir sin antibióticos, vacunas, vitaminas ni analgésicos. El pasado proceso electoral, en especial el domingo 2 de junio, no sólo sufrimos una embestida de viruela, sarampión, difteria, poliomielitis, COVID y cáncer juntos. Las viejas prácticas aparecieron todas en conjunto y al no haber tomado las vacunas ni los medicamentos a todos nos tomó desprevenidos, sin saber qué hacer, causando una devastación sin precedentes.

El pasado domingo yo vi una gran efervescencia y participación ciudadana, las filas para votar eran largas, la percepción generalizada en las ciudades más grandes, fue de una copiosa votación, pero contrario a esa percepción resulta que sólo participó el 60.2% de los electores, menos que en el 2018 cuando participó el 63.4% del listado nominal, y los votos que recibió Claudia, según los datos preliminares, representan el 58.7% del total, en comparación con Andrés que recibió el 53.2% del total, ahí empieza la duda.

Yo he visto los datos de más de 186 mil homicidios dolosos. Más muertos que con Fox y Calderón juntos, dice Andrés no hay más violencia que hay más homicidios, pero los muertos allí están. También están en las cuentas 800 mil muertos por COVID de los cuales 300 mil pudieron salvarse, fuimos de los peores países en la estrategia para atender la pandemia. El sistema de salud colapsado sin medicamentos, y nos prometieron un sistema como el mejor del mundo, que no llega. También veo obras faraónicas nada rentables, aeropuertos sin vuelos, líneas aéreas sin pasajeros, un Pemex insostenible que quemó dos billones de pesos, pero la gasolina que nunca bajó a 10 pesos. Escucho todos los días al gobierno y al presidente más mentiroso de la historia. Bueno, pues todo eso, al igual que yo lo vieron 13 millones de mexicanos y votaron por la alternativa del cambio. Pero 27 millones de compatriotas ven que todo está bien, así que votaron para elegir un gobierno que siga por el camino en el que nos ha metido el actual.  Y, claro, 53 millones de mexicanos no dijeron nada, se quedaron en sus casas. Así se completan los 99 millones que conforma en listado de electores. Quienes no dijeron nada vieron una realidad en la que se debatía su futuro, en la que se presentaban posibles soluciones a los problemas que enfrentamos e indolentemente se quedaron sin hacer nada.

Siempre pensé que el presidente, con sus insultos a quienes no pensamos como él y su capacidad destructiva de las instituciones, vivía una realidad alterna sin darse cuenta del dolor de millones de mexicanos. Yo soñaba, como muchos otros mexicanos, vivir en un México de prosperidad, un gobierno para todos, y no sólo para el grupo que gobierna, un país que deseara vivir en paz, con respeto a la vida, a los derechos humanos y al medio ambiente, a la libertad y a la democracia. Un México sin miedo.

Hoy nos están arrebatando (¿o les entregamos?) la posibilidad de elegir a nuestros gobernantes, a quienes nos deben representar. Culminarán la tarea de arrebatarnos las instituciones de la democracia liberal.  Andrés anunció que va terminar con el poder judicial. Este país empieza su noche oscura justo el 1 de agosto (que inicia periodo ordinario el nuevo Congreso de la Unión). Nos llevará muchos años para derrocar al régimen autocrático que dos terceras partes de los electores acaban de elegir.  Hemos de regresar al partido hegemónico y elecciones de Estado como ésta que acabamos de vivir (¿sufrir?), elecciones fraudulentas porque no habrá condiciones equitativas y tal vez se rijan por leyes hechas para que gane el partido en el poder. Ya no podré ver un país democrático con el que alguna vez soñé y por el que luché contribuyendo con lo poco que tenía para aportar.

Me queda la satisfacción de no haber entregado mis valores, mi ideología. Puedo seguir viendo a los ojos a mis hijos, amigos y compañeros y decirles que yo no entregué a mi país a la destrucción y me opuse al autoritarismo. Ahora sé, ahora entendí, que soy yo quien está en la realidad alterna, por atreverme a aspirar a un México diferente. Como me dijo una joven en estos días: “…vivimos en una burbuja y hay otro México muy jodido, que no quiere salir del hoyo, sólo quiere estirar la mano y que le den dinero”. Me dueles México.

*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

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Juan Carlos Núñez

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