La voz de un solo hombre gobernará el planeta, si China lo permite. El mundo bipolar no desaparece, solo la sociedad va deshumanizándose, cada día más. Sólo cambian los actores. La unificación del pensamiento y la búsqueda de mejores sociedades con mejores seres humanos sigue siendo un tema por atender de manera urgente. La educación está en manos de un modelo ideológico al servicio del gobierno dominante de cada país.
Los mejores talentos del mundo, incluidos los nuestros, serán coptados por cualesquiera de estas poderosas naciones, quedando a su servicio totalmente. Países como el nuestro no podrán garantizarles ni recursos ni la seguridad a sus familias.
Los primeros días del año, el 20 de enero para ser más precisos, Donald Trump tomará posesión del gobierno de los Estados Unidos, a pesar de que ya está tomando decisiones presidenciales, desde ahora; pero a partir de la fecha o nos ponemos las pilas del nuevo modelo político y tecnológico o estamos inermes ante el nuevo poder.
Nuestro país está en crisis: los empresarios están preocupados a pesar de las estadísticas esperanzadoras de algunos economistas, cuyas cifras hacen prever un mejor futuro; sin embargo, la realidad del hombre y la mujer de la calle y las Pymes, es otra. La moneda vive una realidad de inestabilidad que lo dice todo; ya lo hemos vivido en otras épocas pero ahora el desastre podría ser mundial.
Donald Trump y sus aliados van por la aniquilación de los migrantes, por el incremento de los aranceles a nuestros productos, por la división de América en dos: la del norte junto con Canadá y la del sur desde México y hasta la Patagonia. Dos realidades que de cualquier manera inciden en el destino de las dos regiones.
Viviane Forrester lo predijo en su libro “El horror económico”: los dueños del conocimiento tendrán todo el poder y el diseño del modelo más exitoso y con mejores resultados, así como los recursos estarán en las mismas manos manejados por los poderosos de siempre.
El poder será dictado por la inteligencia del nuevo tiempo; la ciencia y la tecnología señalarán el camino. Los descubrimientos y los encuentros con el futuro serán decisivos, pero el número uno será el jerarca del planeta. Cuidado, el riesgo es supremo.
¿Y nosotros qué, seguiremos cediendo talentos mexicanos, descubrimientos de modelos tecnológicos y de inteligencia artificial, a cambio de unas cuantas monedas? No, o todos jugamos o puede ocurrir una catástrofe de mayor tamaño.