Es increíble que los más de 130 millones de mexicanos nos encontremos sumergidos cada día más en una burbuja repleta de terror, de espanto y de inseguridad, derivado de constantes asesinatos de ciudadanos de los distintos estratos sociales, de todas las edades, a manos del crimen organizado en todas sus modalidades, ocurridos en municipios, rancherías y pueblos de nuestro vapuleado país, sin que las autoridades en sus tres niveles de gobierno puedan enfrentarlos y frenar sus indiscriminados actos delictivos.
Pese a que el gobierno federal que dirige Claudia Sheinbaum Pardo siga insistiendo que las cifras van a la baja en crímenes en sus diferentes modalidades, la realidad es otra, pues no ha llevado a cabo un proyecto bien estructurado y certero que inicie con el sometimiento y aniquilamiento paulatino de los diversos grupos armados, que simplemente reclutan a más de 180 mil personas, siendo el tercer empleador en sus distintas modalidades y brindar un poco de confianza a los ciudadanos de todo el país.
El macabro hallazgo del perverso crematorio clandestino ubicado en el rancho Izaguirre, cuya superficie es de 10 mil metros cuadrados, en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, el lugar de “reclutamiento y exterminio” de personas inocentes a manos del crimen organizado, ya que hace 10 días aproximadamente se encontraron fosas clandestinas y restos óseos de al menos 400 personas que fueron incineradas perversamente, noticia que ha causado escozor en toda la república mexicana.
Los cárteles del narcotráfico siguen reclutando forzosamente a nuevas personas para seguir expandiendo su control por todo nuestro vapuleado país. Colectivos de búsqueda afirman que existen cuatro maneras de reclutarlos.
En el rancho Izaguirre se descubrió que el crimen organizado reclutaba a personas para incorporarlas a sus filas y enfrentar a sus rivales; lo utilizaban como centro de entrenamiento físico, táctico de manejo de armas y cómo asesinar a personas y expandirse por todo el territorio nacional.
Además, incorporaban a “finísimas” personas como secuestradores, traficantes, extorsionadores y combatientes, de acuerdo con testimonios de colectivos de buscadores de personas desaparecidas. Iniciaban con pandillas para proporcionarles armas y controlar el territorio vendiendo droga al menudeo.
También integran a personas adictas como halcones, informantes a cambio de drogas, y los hacen sicarios improvisados. Enrolan a jóvenes que sean admiradores de narcotraficantes, que empiezan como halcones y ascienden a sicarios improvisados; posteriormente los hacen líderes de grupo, comercializadores de narcóticos, luego administradores de distribuciones de drogas, de extorsiones, así como de trata de personas, entre otros delitos.
Asimismo, el reclutamiento forzado cuenta con más líneas; con engaños les ofrecen trabajo —sobre todo a jóvenes— a quienes detectan o citan en lugares comerciales.
Particularmente en el estado de Jalisco, las autoridades de seguridad recibieron denuncias de jóvenes de otras entidades que se trasladaban a terminales de autobuses en donde serían reclutados en agencias de seguridad o “call centers”; otros más fueron levantados y privados de su libertad cuando salían a divertirse o a algún antro.
Y aún hay más, apreciable lector: otro método más es la seducción de jóvenes cuyas edades fluctuaban entre 16 a 30 años; fueron “enganchados” por mujeres previamente reclutadas y, después de seducirlos, los entregaban a los grupos criminales.
Estas son las tácticas utilizadas por el crimen organizado para engrosar sus filas de jóvenes que a base de engaños someten por “las buenas” a sus grupos criminales.
Sin lugar a dudas, para estos grupos criminales, la moral, los escrúpulos, la probidad, entre otros, son letras muertas. Lo único que buscan es corromper a jóvenes entusiasmados por tener un trabajo mejor remunerado; caen en las redes de estos sujetos carentes de cualquier sentimiento bien intencionado, torcer las leyes a su antojo y seguir causando pánico entre mujeres y hombres que están ávidos por seguir creciendo personal, profesional, social y económicamente. Lo más increíble es que el gobierno federal no tiene intención alguna por acorralarlos, acecharlos y someterlos, hasta lograr su extinción.
Es preciso mencionar que el crimen organizado es el quinto empleador de nuestro país de acuerdo con investigaciones publicadas por la revista Science, que estos grupos tienen en sus filas más de 175 mil personas. Por supuesto que la reducción del poder que mantienen es evitar a toda costa el reclutamiento de más jóvenes. Dichos grupos criminales enrolan a 350 personas semanalmente.
Lamentablemente, el rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, ya recibió el mote de “Auschwitz mexicano”, que es una sábana forrada de cultivos de caña que pasaba desapercibido hasta que en septiembre del año pasado, la Guardia Nacional allanó dicho terreno entre tiroteos con las personas que estaban dentro de las instalaciones, en la que se arrestó a 10 personas, rescatando a dos secuestrados y había un muerto.
Recordemos que en Auschwitz se llevó a cabo el genocidio de miles de personas a fines de la Segunda Guerra Mundial, de 1940 a principios de 1945. Fue en ese año cuando dos jóvenes eslovacos, Valter y Freddy, escaparon, retornaron a su país en donde contaron a las autoridades lo que sucedía en dicho campo de exterminio, lo que derivó en El Informe de Auschwitz, que acabó en película documental, llevándola a la pantalla grande en el año 2021, dirigida por Peter Bebjak.
Pero fue en 1945 cuando tropas soviéticas ingresaron al campo de Auschwitz para liberar a niños, jóvenes y adultos. En los años de operación de dicho campo, se descubrió que muchos infantes fueron sujetos de experimentos médicos a través del médico nazi Josef Mengele.
Por cierto, la palabra Teuchitlán se deriva de la voz Teotzitlán o Teutzitlán, que se interpreta como “lugar dedicado a la divinidad”, “lugar del dios Tenoch” o “lugar dedicado al dios reverenciado”. La cultura Teuchitlán, habitantes de los Guachimontones, se especializaron en la utilización de la obsidiana en sus artesanías y en sus esculturas.
Es preciso comentar que no es la primera ocasión que se encuentran campos de exterminio mexicanos, los hornos clandestinos en donde grupos relacionados con el narcotráfico han aprovechado para efectuar todo tipo de acciones violentas, en donde torturan, secuestran y llevan a cabo homicidios.
En nuestro país tenemos una crisis de más de 100 mil desaparecidos desde hace más de 15 años, que se ha recrudecido por la inacción de los gobiernos en turno, por lo que grupos de buscadores han enarbolado la bandera de dedicarse a buscar por todo el territorio mexicano a sus familiares o amigos desaparecidos, sin tener el más mínimo apoyo de estos.
Tenemos todos los mexicanos muchas interrogantes qué hacernos, pero la más sencilla es: ¿En qué país queremos vivir los mexicanos?