Dicen que septiembre es el “mes del testamento”. ¿Será por aquello de las muertes tumultuarias y trágicas que lo han marcado? No es superstición: es historia.
Entrando el mes de septiembre, una tragedia enlutó a diez familias del norte del Estado de México, cuando un autobús de dos pisos de Herradura de Plata fue arrastrado por un veloz tren, dejando diez personas fallecidas y 55 lesionadas, muchas de ellas aún graves.
El conductor no quiso ganarle el paso al tren, como muchos presumen, pero ante el pesado tráfico avanzó y se quedó atravesado en las vías: sin semáforo, sin plumas y con poca visibilidad. Cuando escuchó al tren, no hubo espacio para huir. Muy mal por eso —eso no se hace—, pero también las medidas de seguridad en los cruces ferroviarios deben ser revisadas minuciosamente para que esto no vuelva a pasar.
Apenas antier (miércoles), otra gran tragedia enlutó a México: una pipa de gas explotó en plena Ciudad de México, sumergiendo en un infierno —literal— a más de 28 autos que estaban cerca. De manera oficial se manejan ocho fallecidos hasta este momento y casi un centenar de heridos, 29 de ellos graves, según informó la jefa de Gobierno.
Pero haciendo historia, el 11 de septiembre de 2001 el mundo se estremeció con el ataque terrorista más grande de todos los tiempos: el ataque a las Torres Gemelas, que dejó un saldo de 2,996 personas muertas, incluyendo a los 19 secuestradores que perpetraron los atentados.
En el World Trade Center murieron 2,753 personas, mientras que en el Pentágono fallecieron 184 y en el vuelo 93, que se estrelló en Pensilvania, perdieron la vida 40 pasajeros. Además, más de 25,000 personas resultaron heridas, muchas de ellas con lesiones graves que marcaron sus vidas para siempre.
En México, los sismos del 19 de septiembre de 1985 y 2017 dejaron miles de muertos y heridas que aún no cierran.
El terremoto del 19 de septiembre de 1985, con magnitud de 8.1 y epicentro en las costas de Michoacán, es considerado uno de los más devastadores en la historia moderna de México. Las cifras oficiales reportaron alrededor de 6,000 muertos, aunque estimaciones independientes apuntan hasta 10,000 víctimas fatales. Además, más de 30,000 personas resultaron heridas y cerca de 100,000 edificios fueron dañados o colapsados.
Treinta y dos años después, el 19 de septiembre de 2017, otro sismo sacudió el centro del país con una magnitud de 7.1. En esta ocasión se registraron 369 fallecidos, de los cuales 228 murieron en la Ciudad de México. También hubo cientos de heridos y daños significativos en Puebla, Morelos y otras entidades.
El 7 de septiembre de 2017, apenas unos días antes, otro sismo de magnitud 8.2 afectó principalmente a Oaxaca y Chiapas, dejando 99 muertos y decenas de heridos.
Otras tragedias que marcan septiembre son la muerte de la princesa Grace de Mónaco, el incendio de Londres y —ya más para atrás— el inicio de la guerra de Independencia en Dolores, México… septiembre no perdona, así que hay que estar alertas.
¿Coincidencia o karma histórico? Lo cierto es que este mes nos recuerda que la vida puede cambiar en segundos, y que el testamento no es solo un trámite: es una advertencia. Hay que hacer nuestro testamento.
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