Naturismo y salud
Agradezco a Digitalmex la oportunidad de colaborar a partir de hoy con esta columna semanal que tiene el propósito de informar y orientar sobre un sistema de vida que, aunque tradicional, cada día interesa a nuevas generaciones para recobrar hábitos alimenticios y otras prácticas que le permitan un nivel de vida con más calidad.
Una sociedad enferma es la causa de crímenes y calamidades
Naturismo y vegetarianismo son dos filosofías que aunque parecen distintas contienen las mismas reglas y objetivos: el respeto a la naturaleza, los animales y conjuntar el aspecto alimenticio de manera holística, partiendo de un entorno en el que el ser humano depende de un todo y el todo del actuar del individuo. Si lo conceptualizamos desde el punto de vista oficial, ambos conceptos forman parte de lo que establece el artículo 4º de nuestra Carta Magna: garantizar la protección de la salud como un derecho humano y, como lo señala la ex secretaria de Salud, la doctora Mercedes Juan López, en el Informe sobre la salud de los mexicanos, elaborado en 2015, el derecho a la salud “constituye un principio fundamental que el Estado mexicano debe proveer con equidad y calidad a toda la sociedad, privilegiando la promoción, protección y prevención.
El movimiento vegetariano-naturista que tuvo su mayor auge en los años 70 y 80 después de que Bhaktivedanta Swami Prabhupada piso suelo mexicano, no logró consolidarse como tal, aunque sí dejó hondas raíces, pero que dieron pie a que cada promotor del mismo hiciera su propio concepto o negocio. Uno de los más exitosos promotores fue Shaya Michan con una serie de cadenas de servicios de medicina alternativa y nuevos productos que le permiten tener cierta solvencia y estatus en el medio.
Si el mal llamado movimiento naturista se hubiera consolidado, como logró hacerlo Prabhupada con su tendencia krishna, con una serie de demandas sobre la salud natural, en México el esquema sanitario sería otro. Por ejemplo, el hecho de que Walmart y otras cadenas hayan incluido productos veganos no es una gracia, sino la respuesta a una demanda de esa ola vegana que incide a través de medios de opinión pública.
Un movimiento organizado con gurús de la talla de Prabhupada no sólo habría logrado que la Secretaría de Salud incluyera una seria de prácticas complementarias, como oficialmente se define a las alternativas, en sus programas de salud, sino tal vez el concepto estaría en libros de texto.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoció en su 56 asamblea la importante del vegetarianismo, el naturismo y demás prácticas acordes con la naturaleza, con el propósito de reducir el hambre (y las enfermedades). Resolvió instar a los Estados miembros a que, de conformidad con la legislación y los mecanismos nacionales establecidos, adapten, y apliquen, cuando proceda, la estrategia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre medicina tradicional, complementaria y alternativa como fundamento de los programas nacionales o programas de trabajo para respaldar el buen uso de la medicina tradicional. Y vaya que en México, ante el alarmante índice de enfermedades, falta que ha hecho tomarle la palabra.
En los años 70-80 Editorial Posada, ya desaparecida por falta de publicidad ya que sus temas, también ecológicos, se oponían al consumismo, logró a través de Biblioteca Natura fortalecer el tema. En una de sus ediciones uno de los más destacados naturópatas de México, el doctor Julián Navarro Richardson, en su obra Naturismo, un sistema de vida, asentó que “el naturismo no sólo consiste en ingerir alimentos naturales y curar todas las dolencias con ´yerbitas´. Se trata de un sistema de vida que promueve la observancia y la aplicación de las leyes rectoras de la naturaleza en aras de obtener la salud del cuerpo y de la mente.”
Navarro Richardson asevera que “en vista del alarmante aumento de las enfermedades crónicas, problema del cual no se ve solución, nos ha parecido la necesidad de escribir sobre el único camino hacia una auténtica salud, la higiene natural… Para desgracia de la humanidad, los encargados de orientar no han sabido sacar provecho de las enseñanzas impartidas en los últimos cien años por los maestros de la higiene natural y han permanecido indiferentes ante las interminables pruebas presentadas a favor de una radical reforma médico-higiénica.
La raza humana, pese a nuestra cacareada civilización y progreso científico…vive enferma, avanza de una manera anormal y su mala salud es la causa real de muchos crímenes y calamidades sociales”.
*Presidente de Franature A. C.