Un linchamiento es la ejecución de un sospechoso o reo sin un proceso legal previo, por parte de la multitud.
Desde hace tiempo, las redes sociales han sido copadas por activistas que defienden la causa del líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, y esto no debe ser nuevo para nadie, porque además, es él mismo quien lo ha presumido, al felicitar al equipo de maestros que se encarga de llevar a cabo esta actividad que ayuda al morenista en su camino hacia la conquista de la silla presidencial.
Y lo que llama la atención, es que parece que nadie le prestó la importancia que merecía esta condición, tan sólo evitaban, en lo posible, enfrentarse a una creciente actividad de miles de cibernautas que se lanzaron a la defensa del tabasqueño, y como consecuencia de la adhesión de otros tantos miles de simpatizantes, muchos de los cuales son verdaderos fanáticos, no permiten un solo comentario, ya sea hablando bien de cualquier otro candidato, o, peor aún, cuando alguien intenta criticarle o señalarle algo que no les parezca, porque inmediatamente se van como una jauría en su contra.
Ya lo han señalado varios periodistas, la libertad para expresar su parecer es limitada, porque no únicamente se responde altaneramente a los comentarios que pueden hacer, se agrede, se ofende o, se amenaza de muerte incluso, como lo ha referido el periodista Juan Ruiz Healy. Esto es demasiado, y es para preocuparse y debe hacerse algo al respecto, no se puede permitir, que por más que se pretenda aparentar que es un parecer de toda la sociedad, no es así, porque hay los que prefieren evitar hacer alguna manifestación para no ser víctimas de las miles de agresiones que puede atraer un solo señalamiento.
Las agresiones no quedan ahí, cuando se terminan los argumentos, si es que los hubo, empiezan las críticas personales, se denosta y se humilla a quien se atrevió al comentario no agradable o a favor del personaje en cuestión, y las ofensas son sin misericordia, no hay respeto en absoluto. Todo esto ha generado una escalada de violencia cibernética a la que no se le presta la atención que merece, pero que en un pasado reciente ya ha demostrado los alcances reales que esto puede ocasionar.
Empezando por Andrés Manuel, incita a esa legión de usuarios para que arremetan en contra quien sea; como ejemplo, después del primer debate entre los presidenciables, el candidato de la Coalición Por México al Frente, Ricardo
Anaya Cortés, le tundió duro y con todo a López Obrador, evidenciando su falta de cultura, de preparación, su escasa oratoria, su falta de capacidad para responder pronto y en corto a cuestionamientos importantes, pero tal fue la exhibición, que incluso no supo ni como responder al planteamiento de las cifras que manejó en su propio libro, que parece no conocerlo a fondo, ¿lo habrá escrito él? Es una simple pregunta. El caso es que Anaya se despachó con la cuchara grande y le dio con todo, ¿el resultado?, vimos a un candidato ofendido y revanchista como es, que se fue sin despedirse de nadie, corrió a su refugio, en donde, como tantas veces lo ha hecho, encendió su computadora y mandó un mensaje a su público, diciendo que había mentido Anaya, que no pudo contestar por falta de ¿TIEMPO? por favor, todos tuvieron el mismo, pero hubo una ocasión que pudo fulminar a todos imponiendo su voz, y con autoridad dejarlos callados, pero la dejo pasar, y fue porque simplemente no sabe enfrentar un debate, se le complican las ideas, y se muestra como el personaje que realmente es.
Pero, también invitó a sus seguidores de las redes para que lo defendieran y que hicieran incluso memes con su habilidad, porque simplemente él solo no puede, y quedó demostrado, porque hagan lo que hagan, digan lo que digan, eso no cambiará. Lo que viene siendo aún peor, es querer vender la idea de que López Obrador representa al mejor candidato para gobernar este hermoso país.
Esta campaña que se maneja en redes sociales, de arremeter en contra de todo el que se oponga a las exigencias del líder de Morena, ya ha cobrado una víctima, Ricardo Alemán, fue linchado como en la 'época de la edad media, en medio de la plaza y ante la presencia de todos los adoradores de su redentor, sin la menor oportunidad a una defensa, por Alemán nadie abogó, tuvo que responder por sí mismo a la multitud de fiscales que pedían su cabeza, y al final, acusaron, señalaron y sentenciaron, porque el resultado mediático pudo mas que ninguna otra cosa y sus verdugos quedaron felices y satisfechos, entre ellos, con mayor rigor, Julio Astillero, y como consecuencia del veredicto, las empresas que tenían un contrato con Alemán, terminaron por despedirlo, Televisa, canal 11 y finalmente Milenio. Es en realidad una tragedia, la interpretación de un tuit pudo ser vista de diferentes maneras y se obligo a ver la peor.
Sin embargo, hay mucha hipocresía en todo esto, porque el mismo López Obrador desde hace muchísimo tiempo se la ha pasado señalando y acusando de rateros, asesinos, entre muchas otras cosas más, a diferentes personalidades sin ninguna prueba, pero cuando algo se dice en su contra, se incendian las redes y en consecuencia se van en contra de quien se atrevió a hacerlo, esto no es algo menor, porque si la intolerancia ya se había señalado, y ésta acompañará al sexenio de AMLO en caso de ganar la presidencia, entonces, nadie podremos opinar diferente.
Esto atenta contra la libertad de expresión, pero parece ser que las propias autoridades están asustadas por el efecto López Obrador, yo lo he mencionado en repetidas ocasiones, aún tengo libertad de hacerlo, porque cuando estemos en otras condiciones, se nos acabará a muchos esta libertad, ya sea legalmente, o, como en el caso de Ricardo Alemán, por medio de los verdugos incondicionales que se multiplican en las redes sociales.
Ricardo Alemán bien puede iniciar un procedimiento en su defensa, es su decisión y su derecho, para que sea explicada esa “apología del delito”, hay leyes y aún instituciones encargadas de su interpretación.