Para continuar abundando en la valoración de la situación que prevalece en el país, es fundamental tener muy claro que, ante el asesinato de Carlos Manzo, se vienen tejiendo versiones diversas y es precisamente ahí en donde debemos contar con una capacidad de análisis importante, ya que hoy, más que nunca, los medios de comunicación tradicionales o más reconocidos están abiertamente cargados y representan a la débil oposición, y en el otro extremo se encuentra un grupito de medios que son pro 4T; es decir, son aliados del gobierno en turno.
Si a eso le agregamos que desde hace algunos años vivimos la supuesta “democratización de los medios” a través del internet y las redes sociales —lo que, en mi humilde opinión, no es tal—, debido a que, si bien es cierto que se ha pluralizado la expresión y la crítica, también lo es que la evolución tecnológica y la innovación se encuentran en unas cuantas manos poderosas; por lo que, a través de la gestión algorítmica de sistemas, se manipulan muchos de los acontecimientos y se tiene el control de la mayoría de las cosas, y los ciudadanos seguimos parados en el mismo punto.
Desde el primero de noviembre estamos en medio de una vorágine de información —como ya lo dije— en ambas vertientes; uno de esos grupos tratando de orientar las cosas hacia la versión de que el gobierno de Michoacán y el propio gobierno federal tuvieron que ver en la autoría del hecho; lógico es, en esto están metidas las manos de grupos de distintos partidos políticos y de poder económico que le apuestan a que la bola de nieve se agigante y termine por generar que estalle de una vez por todas una crisis política y, por qué no decirlo, posiblemente social.
Mientras tanto, en el extremo opuesto están los medios de comunicación cuya apuesta es quitar toda la responsabilidad al gobierno en turno; lo cual es sumamente complejo, ya que el Movimiento de Regeneración Nacional ya está en su segundo sexenio de gobierno y es la hora en que no han sido capaces de generar una estrategia convincente para hacer frente a la problemática que enfrentamos; de forma tal que no existe eficiencia en la manera de gobernar el país; la apuesta es culpar a los gobiernos priistas y panistas de los males que nos azotan y, por supuesto que en buena medida es cierto, no obstante, no han actuado en contra de quienes está demostrado cometieron actos de corrupción; por lo que, al no aplicar la ley, son cómplices de la impunidad generada.
De igual forma, dentro de los gobiernos de la 4T también hace aire, esto con relación a los actos de corrupción que quedan impunes, y para muestra ahí tenemos los casos de SEGALMEX, algunos gobernadores de las entidades federativas y, más recientemente, la salida del fiscal general de la República, que hizo uso de esta como si fuese su negocio particular, como es costumbre en nuestro querido México.
En esta tesitura, muy pocos son los medios y periodistas veraces o que manejen una línea en la que se privilegie la verdad, a los ciudadanos y a la sociedad mexicana en su conjunto; sin embargo, hay que reconocer que sí los hay y corren los riesgos que implica tal postura; es decir, la censura, ya sea por el gobierno, por los partidos políticos opositores o por las organizaciones del crimen organizado, que incluso han acabado con sus vidas.
Otro aspecto ineludible en este pequeño análisis es el relativo al papel que juegan los vecinos del norte en su relación e intervención en el país, y no es otro que el de “policías”, tal y como lo hacen en todo el mundo; aunque en nuestro caso particular, al ser colindantes, su acción es con mayor fuerza e injerencia; sin embargo, es evidente que sus únicos intereses están puestos en hacerse de los recursos de los delincuentes —que son cuantiosos— y obtener toda la información de los mismos, convirtiéndolos en testigos colaboradores o protegidos para tener la sartén por el mango y presionar al gobierno mexicano; lógico es, van dosificando la información con el fin de mantenerse hegemónicos, aunque se diga que se negocia en igualdad de condiciones.
En honor a la verdad, debo mencionar que como país nos encontramos en un punto de inflexión en el que, por un lado, algunas de las obras faraónicas realizadas no han sido exitosas; ahí tenemos a la refinería de Dos Bocas, Tabasco, que no termina por funcionar al cien por ciento; el Tren Maya, que no termina por despegar, y el proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y sus polos de desarrollo, que no caminan como se pensaba, entre otros; con lo anterior no quiero decir que no sean proyectos buenos, pero sí debo ser puntual en que, así como estos, ha sido la sintonía del diseño e implementación de las políticas públicas impulsadas por el gobierno anterior y el actual.
El escenario anterior, con sus distintos matices, da cuenta de que, como sociedad mexicana, estamos severamente expuestos; de ahí que debemos pensar muy seriamente en alguna forma de organización que nos permita retomar el protagonismo que nos corresponde y nos han arrebatado, si es que queremos entregar cuentas claras y buenas a las siguientes generaciones de mexicanos.
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X: LUISESCOBARRAM6
