Dentro de un enfoque social y legal, la corrupción se encuentra definida como la acción humana que transgrede las normas legales y los principios éticos, se puede dar en cualquier contexto.
En un acto de corrupción necesariamente debe estar involucrada la voluntad, que violenta en principio la imparcialidad con la finalidad de obtener un beneficio, ya sea personal o para otro, en materia administrativa se trata de los delitos que se cometen en el ejercicio de un cargo público, con el afán de conseguir una ilegítima ventaja, y la lógica del acto es que se da de manera secreta y privada.
La corrupción se presenta en muchas formas, entre ellas se encuentran unas de las más conocidas, el soborno, tráfico de influencias o el peculado. Sus causas pueden ser internas que se da con la falta de conciencia social y carencia de educación o externas, que tiene que ver con la impunidad, salarios bajos, concentración de poderes, corporativismo partidista.
En lo político genera un impacto negativo al producir y consolidar la desigualdad social, y protege las redes de complicidad entre las elites políticas y económicas, es en donde se asienta el desequilibrio y provoca la molestia social, en especial por el aislamiento de su atención, aunque se pretenda hacer creer de mil formas, una decidida cruzada contra este mal.
Los escándalos son tantos y tan variados que hasta va a ser necesaria una sofisticada clasificación, sin embargo, ¿quién de los que se atreve a señalar se encuentra libre del pecado, con manos limpias y sobre todo, con el valor moral como para poder señalar los errores de los demás en este sentido?
Suena más a un insulto a la inteligencia cuando los actores políticos pretenden deslindarse de cualquier acto que pueda asemejarse a la corrupción, para encontrar resguardo en su versión, al exigir pruebas, bien saben que es muy complicado tenerlas porque como se señaló con antelación, de no haber complicidad sería un poco menos difícil demostrar el acto.
¿Entonces qué lo complica todo? La complicidad, la cual no necesita forzosamente un acuerdo previo, se puede presentar en cualquier momento, el mismo acuerdo teje una fuerte relación entre una parte y otra, a nadie le conviene que salga a la luz un acto de estos, y cuando se llega a saber, por caer en la trampa o por traición, se negará sistemáticamente hasta que llegue el manto del olvido, aunque no siempre es para todos, pero los pocos que aún pueden guardar incluso pruebas, pueden ser objeto de amenazas para garantizar el silencio.
Una de las profesiones que se ha vuelto de las más peligrosas para ejercer en México, es la de periodista, son muchos los que han sufrido atentados, el último de ellos fue a Juan Carlos Huerta del Diario de Tabasco y locutor de radio, fue asesinado a balazos en las inmediaciones del fraccionamiento Flor de Trópic, cerca de Avenida Bicentenario, en la ciudad de Villa Hermosa, Tabasco, su cuerpo quedó en el interior de un vehículo BMW, gris, es una tragedia, el gremio se viste de nuevo de luto.
La escalada de violencia tiene un origen, y no se trata de un periodo corto, como de un sexenio o de dos, va mucho más allá en el tiempo y en el espacio, lastimosamente se dan a conocer las corporaciones que deberían servir para cuidar y dar seguridad a los ciudadanos que se encuentran infestadas de malandros, que usan las armas que se les entregó para cuidar al ciudadano, para asaltarlos y a los delincuentes, a los que deberían presentar ante la autoridad con la finalidad de que respondan por la comisión de un delito, los protegen o los rentean, ¿el resultado? Que llega el momento que ya no pueden controlarlos.
Ahora bien, a todo esto en gran medida, es la corrupción la que forma parte esencial tanto de la inseguridad, como de la desigualdad y de la pobreza, no debe caber ninguna duda, una consolida a la otra y viceversa, pero, ¿en realidad la voluntad de una sola persona puede terminar con ella?
Hasta ridículo suena, la mentalidad de la sociedad mexicana se encuentra sometida a su pasado, el reciente y el que no lo es tanto, desde hace mucho tiempo los gobiernos de cualquier color han privilegiado por encima de enseñar a pescar, a regalar el pescado congelado y a su conveniencia, en muchos lugares se encuentra gente con capacidad de desarrollar sus habilidades pero que se conforma con la entrega quincenal o mensual de una dádiva para subsistir.
No puede generalizarse a una sociedad por los actos clientelares de unos, porque la mano de obra de exportación es de las mejores, por eso son socorridos, aunque ahora perseguidos por la administración de un villano reventón, y como ellos, existen miles de ejemplos con creatividad e intelecto con marca del mexicano, se ha demostrado que en cualquier ámbito estamos a la altura de cualquiera en el mundo, en el deporte, el arte, la ciencia y en lo que represente un reto.
Pretender generalizar la corrupción como parte de la idiosincrasia del ciudadano mexicano, es ofender a quienes no lo son, a los que tienen el derecho de indignarse, a los que tienen el derecho de exigir cuentas, a los que pagan sus impuestos, a los que respetan a los demás, como el espacio del cajón de estacionamiento destinado a personas con alguna discapacidad, hasta el lo más simple se puede ver la luz que despide un ciudadano honesto, no es a gritos, no es presumiendo que yo lo soy y los demás no como se puede demostrar serlo.
Cuando se presume de ser honesto y se hace rodear de personas que generan más dudas que certeza, sólo se puede adivinar que se trata de un mentiroso más. La corrupción debe combatirse desde el ejemplo del hogar.