Engrandecer el alma, la mente, el espíritu y la conciencia. ¿Quién puede hacer todo esto, sin haber pasado por mil percances y averías? Sólo la gente prodigiosa, la que crea, la que entiende, la que disfraza, la que otorga y decide renovarse por minuto. Y deja además, atrás todo lo absurdo que no le corresponde.
Son muy pocos seres humanos que trascienden en esta vida. De esos, todos tienden a ser aberrantes egoístas que no entienden por qué ni para qué sirve la vida.
Tengo muchos amigos enormes y llenos de luz. De todos, muchos han dejado huella en esta vida. Podría nombrar a todos. Cada uno tiene un significado distinto. O son administradores públicos, o poetas, o pintores, o abogados, o médicos, o ingenieros, o políticos o jardineros… pero todos siembran algo.
Crear no es cosa fácil. Empezar algo y sostenerlo, menos. Pero terminar una encomienda es cuestión de dar el alma entera. Hoy quisiera platicar a ustedes de una mujer que de sopetón y sin previo aviso, de ser una extraordinaria empresaria mexicana, se volvió cristiana y empezó la gran encomienda de adoptar niños de la calle, e ir sembrando casas de donde ya han salido muchos niños.
Hijos de madres y padres solteros, -drogadictos, paupérrimos, sin trabajo, con grandes carencias, con depresión, sin cultura, educación, salud, o simplemente que nadie quería- fueron recogidos y hoy son seres humanos de excelencia. Con ganas de servir también, a sus prójimos.
Ella, Cecilia, es una mujer no tan común y corriente. Alta, fuerte, de la entrada tercera edad, Pastora de su propia Iglesia, clase media alta-alta, blanca, güera, inteligente y más que digna, decidió un día en la vida sentarse frente a un espejo y reaccionar: ¿quién o qué era lo que más quería en la vida? Por supuesto que a su creador. ¿Para qué la podría El utilizar en momentos de tanta necesidad de miles de chiquitos en su país? Para organizar casas de apoyo para todos ellos. Y así lo hizo hace veinte años. Igual que Enrique González Torres, líder de los Jesuitas. Los dos, mis amigos.
Y pienso… ¿qué la planificación familiar algún día puede tener algún significado congruente, inteligente y digno para no estar todo el tiempo tratando de tapar el pozo, para qué no se ahogue el niño? Y recuerdo de nuevo la Ley de Población que se le dio al entonces Director General Jurídico por años, del Gobierno del Edomex, Medina Bobadilla, que la vio, la revisó, la vio hoja por hoja, y la firmó. Nadie hizo nada. Cuando se fue el maestro Ignacio Pichardo Pagaza, todo un grande programa se Población se acabó. Triste.
Qué alegría que existan todavía personas queriendo apoyar a más personas. Son seres llenos de luz y de amor. Todavía. Los otros, los políticos inconscientes me caen muy mal. Pobres. Más pobres…