Sin lugar a dudas, los más de 32 millones de mexicanos que le dieron su voto a Andrés Manuel López Obrador, el pasado primero de julio, plasman su irrestricto apoyo al tabasqueño que se convertirá en poco más de cuatro meses en presidente Constitucional de nuestro vapuleado país.
Ganó el hartazgo ciudadano, los mexicanos ya no soportaron la corrupción imparable que imperó en este sexenio con gobernadores priistas que desfalcaron la hacienda pública sin que nadie les haya parado el alto.
Los grandes perdedores, son el presidente Enrique Peña Nieto, que le entregó a la oposición todo, así como el PRI, el PAN y el PRD, que tendrán que refundarse, pues sin lugar a dudas hay militantes honorable y distinguidos en los tres institutos políticos.
Al gobierno en turno, le dieron una amarga lección que -seguramente- nunca olvidará, pues fue una derrota aplastante que no esperaban, el país se tiño de guinda, de Morena, partido propiedad del virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
En la Cámara de Diputados, Morena, tendrá 305 legisladores federales (le faltan únicamente cinco para ser mayoría absoluta), en la de Senadores sí es mayoría absoluta pues contará con 74.
En cuanto a las gubernaturas también ganó con la alianza Morena-PES-PT la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México además de Chiapas, Morelos, Tabasco, Veracruz.
Mientras que Movimiento Ciudadano, se alzó con el triunfo en Jalisco; en Puebla triunfó la coalición PAN-PRD-MC; en Guanajuato y en Yucatán con PAN-MC; el PRI sucumbió en todas las elecciones y el PVEM, perdió Chiapas. Con dichas victorias, los morenistas gobernarán a más de 56 millones de mexicanos. Un compromiso muy duro, porque ya vieron que los mexicanos siguen cobrando facturas a los malos regímenes.
Lo lamentable del triunfo de López Obrador, es que en menos de 72 , él y sus próximos secretarios empezaron a dar marcha atrás de varias “propuestas y promesas de campaña”, debido a que ya que “se dieron cuenta” que nos es tan fácil ver los toros desde la barrera, que bajarse al ruedo y agarrar el capote y darle unos pasos al astado.
La primera la anulación fue la de bajar el precio de la gasolina abruptamente, es prácticamente imposible realizarlo, por lo que el mismo virtual presidente electo explicó que será hasta el tercer año de su mandato cuando dejen de importarlas. El equipo técnico en materia energética analizará la viabilidad de construir una o dos refinerías.
Asimismo, ya no pondrán en venta el avión presidencial (que ni Obama lo tiene). Tampoco prescindirá del cuerpo de militares del Estado Mayor, porque siempre sí gozará de seguridad personal. Tampoco, retornará al Ejército y a la Marina a sus respectivos cuarteles; respecto a la legalización de la mariguana siempre sí enviará una iniciativa al Congreso para que se apruebe el consumo personal. Una más -apreciable lector- es la amnistía al crimen organizado, tampoco se llevará a cabo, porque el futuro secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo, dijo que ese proceso tardará por lo menos tres años.
Otro cambio “fast track” del tabasqueño, es el relevo del secretario de Relaciones Exteriores, en primera instancia iba como titular Héctor Vasconcelos (diplomático de carrera), pero el cambio fue por su “nene consentido” Marcelo Ebrard.
Por supuesto que en los siguientes días y meses se irán desvaneciendo más promesas que a lo largo de los años y de su campaña prometió López Obrador.
Tiene pendiente en la mesa la desaparición del fuero a los legisladores, esta decisión la pueden hacer antes de que tome protesta el primero de diciembre próximo el primer mandatario. Recordemos que el Congreso de la Unión, inicia actividades el uno de septiembre, ya instalados, los morenistas y sus aliados podrán recibir “línea” para presentar dicha iniciativa, cabildearla y subirla a tribuna y aprobarla. Ya veremos si le dan celeridad a esta promesa y cumplan la primera de muchas que se quedarán en el tintero.
Sin lugar a dudas, López Obrador tiene una lucha titánica para abatir la corrupción y la impunidad, amén de que su régimen esté representado por secretarios, funcionarios, de probada honestidad e inmejorable reputación, tendrá que ser muy estricto y selectivo al nombrar a las personas que lo acompañarán a lo largo de los seis años de un nuevo gobierno, que ha creado muchas expectativas y esperanzas.
Será lógico que un gran número de personas de su gabinete legal y ampliado no cuenten con la experiencia ni el perfil deseado, es por ello que deberá de voltear los ojos a profesionistas que tienen gran experiencia en sus respectivas carreras y seguramente, desempeñarían sus encargos eficiente y honestamente.
Así pues el mandatario electo, Andrés Manuel López Obrador, tendrá un papel muy difícil en los próximos seis años de nuestro querido y vapuleado México, dijo que quiere pasar a la historia como el mejor presidente de todos los tiempos.
El futuro de nuestra república está en manos del tabasqueño, deberá demostrar su vocación de servicio y que todo prometido lo cumpla. Debe tener muy presente que sus seguidores y aliados lo apoyarán en todo momento, pero si les falla, seguramente serán sus primeros detractores.