Después de la tunda que les propinó el efecto López Obrador en la pasada elección del primero de julio, el Partido Acción Nacional sigue en busca de un chamán que los cure de toda futura “maldición electoral” y que los haga caer aún más del ánimo ciudadano simplemente porque los sufragios ciudadanos quisieron pintar de guinda la república mexicana y así fue.
La pésima y arrogante decisión del mal llamado “joven maravilla”, en aferrarse a ser el candidato presidencial panista cuando su empatía no era la indicada en ese momento político para “agandallarse” la estafeta blanquiazul en las postrimerías de octubre de 2017, simplemente había otras preferencias en su partido como la de Margarita Zavala.
Su inexperiencia política y su ambición desmedida de poder (como la de AMLO), acabaron con la escasa unidad con la que contaban los albiazules; lamentablemente, nadie tuvo las agallas para “ponerlo en su sitio” y explicarle que no era el indicado para ser el abanderado, primeramente del PAN y después del PRD y MC.
Lo asombroso del asunto es que los "jefes” del PRD y Movimiento Ciudadano lo dejaron pasar sin oponer resistencia, por supuesto que hubo la consabida repartición de espacios y curules y, si no, pregúntenle a Dante Delgado, quien será senador de la república por MC.
Los blanquiazules siguen “lamiéndose las heridas” después de esta contumaz derrota que los hizo caer al precipicio, desunidos, sin brújula, sin líderes (si es que aún existen), que deseen rearmar y revivir los estatutos del dañado instituto político que tardarán algunos en reestructurarlo y ponerlo en campo de acción para las subsecuentes batallas y comicios.
La elección del primero de julio propinó un revés fulminante al PRI, PAN y PRD, que fueron borrados prácticamente de la geografía política derivado del hartazgo ciudadano que ya nos los quería en la palestra por sus componendas, a las que también entró la franquicia verde ecologista, que también fue castigado por el temblor electoral que ha dejado una gran lección honda huella para los “líderes de escritorio” que únicamente se han servido de sus respectivos partidos.
Sin lugar a dudas, todos los institutos políticos perdedores tendrán que refundarse y reestructurarse a fondo, quienes los dirijan en adelante deberán voltear a ver a sus bases, a su voto duro, a sus militantes, quienes han sido pisoteados en sus derechos partidistas y los tienen marginados para ser candidatos a algún cargo de elección o para ocupar alguna cartera en cualquier cargo público.
Los partidos deben entender que en nuestra democracia (la más costosa del planeta), los ciudadanos ya repelen a los gobernantes de los tres niveles de gobierno que no cumplen con sus promesas de campaña, que ya repudiaron a los pillos, a los incongruentes, a los corruptos y los han sacado de sus municipios, estados y de la república, a base de votar en contra de ellos.
Desafortunadamente, el gobierno de Peña Nieto tuvo en sus manos pasar como el mejor gobierno de la historia moderna de México, oportunidad de oro desaprovechada ya el “equipo” de colaboradores del mexiquense así como gobernadores del tricolor y otros funcionarios, se dedicaron a “hacer negocios” pero turbios, por lo que fueron exhibidos en todos y cada uno de los medios y redes que existen, se destaparon las cloacas dejándolos al descubierto con una amplia red de operadores que vaciaron las arcas públicas, propiciando malestar e indignación de millones de mexicanos que les cobraron sus respectivas facturas inmediatamente a esta runfla de tracaleros.
Las consecuencias están plasmadas en las boletas electorales, la derrota estrepitosa sacudieron al PRI, al PAN, al PRD y al PVEM de costa a costa, de frontera a frontera, tal vez no se imaginaron que iban a ser apabullados despiadadamente por decenas de millones de mexicanos que encolerizados, ya no les dieron ninguna oportunidad para reivindicarse en sus respectivos, distritos electorales, municipios y estados.
Es preciso señalar que en antaño, los jefes del Ejecutivo Federal que mal gobernaron nuestro vapuleado país durante décadas, asumían el liderazgo de sus respectivos partidos, debido a esa frase que un gran número de medios de comunicación y mexicanos repetimos continuamente, pero no comparto: es el partido en el poder.
Ahora será diferente debido a que por primera vez sí veremos a un primer mandatario en funciones que sea el dueño de un partido político como Andrés Manuel López Obrador que es propietario de Morena, ahora sí, con el autoritarismo que caracteriza al tabasqueño tendrán que estar todos los gobernadores, senadores, diputados, presidentes municipales, y militantes, bien alineados por la derecha ya que se hará lo que AMLO diga.
López Obrador, ha asegurado que acabará con la corrupción en todos sentidos y aspectos (porque lo anunció en sus spots de campaña): “las escaleras se barren de arriba hacia abajo”, esperemos que así lo haga, no está por demás recordarle que el buen juez por su casa empieza.