El miércoles 8 de agosto el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) entregó la constancia de mayoría que acredita a Andrés Manuel López Orador como presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, de manos de la magistrada presidente Janine Otálora Malassis, quién señaló durante el acto solemne que “el trabajo de los ciudadanos en las pasadas elecciones del 1 de julio se ven cristalizadas con la entrega de constancia de presidente electo…”.
En su primer discurso como presidente electo, AMLO recordó a dirigentes sociales señalándolos como “precursores de este movimiento, que hoy se nos han adelantado”, y agradeció a los ciudadanos que depositaron en él su confianza y reconoció la madurez política de quienes respetaron los resultados electorales, después de señalar que la mayoría de los mexicanos están hartos de prepotencia, nepotismo e ineficiencia, y remató diciendo que ninguna tentación le desviará de su deseo de humanismo y fraternidad, y que va a cumplir con todos los compromisos de campaña.
Una de las declaraciones que más se destaca en su discurso, es lo que determinó sobre el poder ejecutivo, que no será más el poder de poderes; sin embargo, coincide fatalmente con la absolución de la maestra Elba Esther Gordillo por los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada por parte del Primer Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer Circuito, ordenando la inmediata libertad de la líder magisterial, debido al sobreseimiento que recayó en la causa penal bajo la que se encontraba sujeta.
La madurez de los ciudadanos y en especial, de los rivales del tabasqueño, marcaron el primero de julio en el calendario, como fecha histórica, por el compromiso de los primeros para darle sentido a una obligación cívica al emitir su voto, con la asistencia de más de 56 millones de ciudadanos, con lo cuál, hicieron su parte, pero, muy en especial, y que merece reconocimiento aparte, es el compromiso con la democracia con la que se mostraron los segundos.
No fue por condiciones de obra y gracia de AMLO a quien se debe agradecer que México vivió un verdadero día de fiesta democrática, esta vez, no hubo manifestaciones que lamentar, no hubo rompimiento con la autoridad electoral y nadie mandó al diablo a las instituciones, y sobre todo, pronto, muy pronto, se entregó la constancia de mayoría, ¿será acaso porque quién así lo había hecho hoy resulta ser el indiscutible ganador del proceso electoral? Entonces, no se debe reconocer al ganador por la calma con la que finalizó éste ejercicio constitucional que culmina con la entrega de constancia de mayoría que recibió el presidente electo.
No obstante, quedarán grabadas las palabras de López Obrador. “No habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que le compete a los otros poderes, el presidente no tendrá halcones, ni palomas mensajeras, para ninguna autoridad encargada de impartir justicia, cuando esté trabajando en el estudio, o resolución de sus dictámenes…” pero resulta que también se recibe la noticia de la liberación de la maestra Elba Esther Gordillo, lo que inquieta a los mal pensados, pues más bien parece mostrar el músculo político, como sucedió con la captura del capo más buscado del mundo, todo esto suena muy sospechoso.
La historia nos ha enseñado a ser escépticos, porque de alguna forma y en algún punto del transcurso de la administración, hay cosas que empiezan a quebrarse, y de eso, son pocas las personas que saben en realidad qué es lo que está sucediendo. Todos los gobiernos al inicio de su gestión se ven fuertes, transparentes y determinados a cambiar las cosas, comprometidos a mejorar las condiciones del pueblo, sería ridículo esperar la oferta de algo diferente.
El gobierno que está por iniciar una nueva etapa en la historia de México, ha puesto la expectativa muy alta, nadie desearía que le fuera mal a la nueva administración por el bien de éste gran país. Corresponderá ahora al presidente electo cumplirle a todos los ciudadanos, porque en la democracia, aún los que no votaron por el ganador, también son ciudadanos y no de segunda, ni de tercera, merecen la misma atención y respeto como los demás, por ello, es de personas sensatas desear que a este nuevo gobierno le vaya bien, para que a México le vaya bien.