La semana pasada nuevamente fuimos testigos del show que en cada elección de dirigente nacional hace el Partido Revolucionario Institucional. Claudia Ruiz Massieu dejó de ser presidenta interina por prelación tras registrarse como única fórmula para que el Consejo Político Nacional la designara para concluir la presidencia 2015-2019.
Este periodo lo inició Manlio Fabio Beltrones, le siguió Enrique Ochoa Reza –impuesto por un grupo de poder y control político, con muy malos resultados–, René Juárez Cisneros –que ya nada pudo hacer para evitar la debacle priista– y Ruiz Massieu Salinas.
Loa números obtenidos por el PRI en la elección del primero de julio al perder la presidencia y la mayoría en el Congreso de la Unión, gubernaturas y Legislaturas locales parece no haber sido suficiente para cambiar las formas del tricolor al continuar con la simulación de una elección interna con una convocatoria cerrada a cualquier aspirante.
Vimos la protesta de un joven, durante el consejo político, que fue callado por los consejeros asistentes, a pesar de que la voz del militante priista representara el sentir de muchos que callan por una institucionalidad que es insultante ante lo que la mayoría pide a gritos: un cambio verdadero en el Revolucionario Institucional.
¿Cuál será la estrategia para sacar adelante a un partido con ese tamaño de descrédito? Claudia Ruiz Massieu, sobrina del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, dijo que será un partido de “causas y no de cuotas” en el que “los militantes avancen por su mérito y esfuerzo”.
Ya se verá si realmente habrá un reforma. Un año tiene Claudia Ruiz para demostrar que pueden hacerlo. Ya se verá si la militancia es capaz de levantar la voz contra su propio partido cuando las cosas o vayan bien y no se callen por temor a una muerte política.
En el Estado de México se espera pronto el cambio de dirigencia. El tema es el mismo: ¿Qué tanta apertura habrá para los aspirantes? ¿O igual será designación directa con todo un espectáculo simulador emitiendo convocatoria para que sólo una fórmula pueda registrarse?
Si bien es necesario que llegue alguien experimentado o experimentada, no es necesario que sea en lo que parecería un “proceso democrático”. Si va a ser designación de quien toma las decisiones, que así sea, pero no seguir engañando a la militancia que se siente lastimada.
En la entidad es evidente que al PRI le toca jugar un papel de oposición en el Congreso local –veremos hasta dónde llega el intento de tener control político y económico–, pero tiene el Poder Ejecutivo en sus manos. Es por ello que el partido jugará un papel determinante en el gobierno de Alfredo del Mazo Maza.
Ante el panorama nacional y local, la nueva dirigencia debe atender lo que dijo Ruiz Massieu en su discurso “cerremos filas para atender a la gente”, algo de lo que se olvidaron. Retomar la formación de nuevos cuadros aprovechando la experiencia de los viejos. Trabajo y más trabajo.
Pero, de entrada, atender a todos los priistas que enfrentaron como candidatos un proceso electoral difícil no sólo por lo que Morena ya representaba, sino porque se sintieron abandonados por su propio partido. Ellos son los que tienen un capital político y social y que están a la deriva, perdidos y sin saber qué será de su futuro. Que no tienen respuestas para la gente que les dio su voto.
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