Recientemente concluyó el congreso Tierra y Agua que se llevó a cabo en el pueblo Xoloc, municipio de Tecámac, estado de México, donde una de las conclusión fue rechazar la construcción el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (Naicm) no sólo en el ex lago de Texcoco, sino también en Tecámac.
Dicho foro, organizado por el Centro de Estudios Mesoaméricanos (Cemac) que preside la arqueóloga María de la Asunción García Samper, una luchadora social y documentalista por más de cuarenta años sobre los vestigios arqueológicos de distintas sierras de la Cuenca del Valle de México, contó con ponencias de más de treinta estudiosos de distintas universidades, ambientalistas y expertos de la mexicanidad.
No obstante esos foros, que suman más de media docena (viene otro en Los Reyes La Paz a finales de octubre) sigue habiendo información en medios nacionales e internacionales que cuestionan la posible instalación del NAICM en el vaso de Texcoco.
La más reciente publicación, y que se difundió ampliamente en redes sociales fue la del diario El País que asienta:
“Sin embargo, con un avance de 15 por ciento en la obra, el polémico proyecto de más de 13 mil millones de dólares está dejando tras de sí un grave daño ambiental: ha destruido un refugio clave para aves migratorias; desgajado decenas de montañas del estado de México; arrasado terrenos agrícolas y alterado el milenario paisaje de la ciudad sagrada de Teotihuacan.”
La oposición ciudadana y académica a dicho negocio particular, llamado malamente proyecto de desarrollo, ha tenido una severa oposición no sólo de especialistas sino también de la ciudadanía. Oposición que no se ha manifestado en calles mediante las diversas formas de protesta civil, tal vez porque o se está a la espera de la consulta que propuso el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, o porque la ciudadanía da por sentado que la promesa de campa será cumplida de no llevar a cabo la cimentación del NAICM en dicho lugar.
Son cientos de pueblos originarios que hay en los ya reconocidos 59 municipios conurbados del estado de México con la Ciudad de México y hay que sumar a 13 del estado de Hidalgo, uno de Tlaxcala y Puebla, además de las 16 delegaciones capitalinas que forman parte de la Cuenca más grande del mundo en la que hay innumerables vestigios arqueológicos como lo afirman las decenas de estudiosos que se agrupan alrededor del centro que dirige la maestra García Samper.
Así, el diario El País.com titula su entrega especial como “El oscuro legado del nuevo aeropuerto…” con un subtítulo (llamado en la jerga periodística como balazo) que cita: “desde el paisaje modificado de Teotihuacan hasta las minas de la muerte…”
Una foto de El País, que muestra lo que fue un cerro, ahora totalmente devastado con una base rojiza de tezontle extraído versa en su pie de foto “El nuevo aeródromo de la Ciudad de México, la mayor obra de infraestructura de la historia reciente del país, está dejando un oscuro legado ambiental pese a haberse promocionado como el más sustentable del planeta.”
*Presidente de la ONG Franature
