Toluca
Un grito ahogado, no porque en Toluca lloviera, porque en el país hemos llorado. Más de 300 mil personas en Chiapas y Oaxaca no están de fiesta este 15 de septiembre, en contraste la capital mexiquense es el escenario de una ceremonia llena de euforia, risas, canciones con mariachi. El compás de los pasos apretados de hombres y niños, mujeres y adolescentes, familias enteras, grupos de amigos, todos pretenden llegar a la parte baja del templete en la Plaza de los Mártires donde a partir de las 18:00 horas comenzaron los espectáculos.
Desde las primeras horas del viernes el primer cuadro de la ciudad se convirtió en un caos. La mayor parte de las calles (Lerdo, Rayón, Santos Degollado, Independencia, Aquiles Serdán) fueron bloqueadas por el tráfico, en algunos casos cerradas al paso por completo para el montaje de la escenografía y el escenario para cumplir con la conmemoración del 207 aniversario de la Independencia de México.
También para permitir la toma de protesta al gobernador electo el pasado 4 de junio.
A las 12:00 horas del viernes, la presencia policíaca fue inminente, uno solo de los toluqueños y sus visitantes no pudieron perder de vista la férrea vigilancia desplegada a lo largo y ancho de Toluca, por Paseo Tollocan (vialidad que conecta con la Ciudad de México), los centros comerciales, Metepec.
Aunque a diferencia de años anteriores, esta noche es singular, dos gobernadores salieron al balcón del Palacio de Gobierno en el Estado de México: Eruviel Ávila Villegas y Alfredo del Mazo Maza se enfundaron en lucientes trajes que los engalanaron para entonar el grito -por última vez para uno y por primera vez para el otro-.
“Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad”, dijo Ávila Villegas, minutos después de enlistar esos nombres emblemáticos y tocar la campana; Del Mazo ondea la bandera, detrás, sus esposas e hijos.
Mientras ambos regresan el lábaro patrio al alcalde de Toluca, Fernando Zamora, quien la resguardará en el ayuntamiento hasta 2018.
Entre tanto, hubo un apagón en el primer cuadro, se fue la energía eléctrica, aunque la oscuridad sirvió para apreciar con mayor detalle el espectáculo de pirotecnia que cada año ofrece el gobierno mexiquense como parte de la tradicional fiesta mexicana. También servirá para el espectáculo de luces en la fachada del Palacio de Gobierno.
Las familias de los dos gobernadores mexiquenses salen al balcón, mientras la gente se arremolina en las calles, compra comida en la plaza España en donde se establecieron algunos puestos de alimentos, otros tratan de circular por Independencia o Lerdo, el intransitable.
Pero todos quieren salir lo más pronto posible y establecerse en un lugar donde puedan escuchar, corear y bailar a la Sonora Santanera, porque las canciones de Bobby Pulido y de Pedro Fernández quedaron atrás.
Es -sin duda- una fiesta singular en el estado, una dolorosa para el país que pasó tres días de luto tras el sismo de 8.2 grados en la escala de Richter que dejó devastados los pueblos más empobrecidos del sureste de la nación. También una en la que 17 millones de personas son representados en dos gobernadores. El principio y el fin en una misma fotografía. La representación de la esperanza y el motivo de las opiniones diversas sobre el cierre de un ciclo que pudo ser o no, un gobierno singular para los mexiquenses.
La fiesta en Toluca sigue, la música no se detiene, tampoco los ríos de gente tratando de llegar al centro de la capital del estado más grande del país en donde parece concentrarse la alegría.
Es una atmósfera que cada año crece más, esta vez superando a las 40 mil personas reunidas. Al cierre, un juego de imágenes hermosas que hacen el recorrido por la historia, la naturaleza, todo aquello que da vida a México, al final todos unidos en un mismo grito porque “¡Viva México!” no es solo una frase hecha que todos entonan cuando se trata de brindar, es blandir la voz ante el infortunio, la desesperanza, porque cada tragedia se traduce en fortaleza para seguir de pie.