Toluca/Estado de México
Lograr la cuarta transformación no depende de un “mesías, ni de un visionario, sino de la voluntad masiva de la comunidad", dijo Bernardo Barranco, el investigador y especialista en temas religiosos y político-electorales, previo a presentar el libro “AMLO y la Tierra Prometida”, del que es coordinador.
El economista por la UNAM y maestro en Sociología del Catolicismo Contemporáneo por la Escuela de Altos Estudios Sociales de París, mencionó que en este texto se da a conocer que, si bien la elección de 2018 registró una gran participación y un cambio de partido en el gobierno, no hay que perder de vista que también fue la elección más violenta en la historia del país, donde es claro que el narco participó con candidatos; de ahí la importancia de dar seguimiento al actuar de quienes fueron electos.
Esta obra que integra textos de periodistas e investigadores como: Carmen Aristegui, Jenaro Villamil, Amparo Casar, Rogelio Gómez Hermosillo, Julio Hernández, Daniel Moreno y Ana Sáenz, tiene como epicentro el proceso electoral de 2018 y plantea desafíos, dijo.
Su colaboración, agregó, se basa en la metáfora de un texto bíblico, donde se libera al pueblo de Egipto y promete al pueblo judío la tierra nueva, un paraíso en medio del desierto, cambio que tarda más de 40 años.
“Lo interesante es que un cambio de este tipo, no es de una persona, un mesías o visionario, sino que es parte de la propia cultura política y voluntad masiva”.
Respecto de la colaboración del resto de los especialistas, indicó que Amparo Casar y Ricardo Rafael, generan polémica al hablar de los contrapesos, pues se indica que tanta fue la ganancia de AMLO que no hay contrapesos, pero se corre el riesgo de actitudes autoritarias.
En tanto que Ricardo Rafael dice que no es tan cierto, pues no son los años 70, donde había un PRI avasallante. Habla de los factores como el académico, e incluso la propia sociedad mexicana, lo que hace que haya cambios.
Jenaro Villamil refiere que ha sido el proceso electoral más violento del país, pues suman cerca de 600 atentados y asesinatos contra políticos, “dice que el crimen organizado no votó, pero sí participó con sus candidatos”.
Daniel Moreno habla que en 2016 las televisoras imponían a los candidatos, y muestra de ello fue Enrique Peña Nieto, pero eso no ocurrió en 2018; la construcción de la opinión pública y debate ya no pasó por las televisoras, pero sí por las redes sociales.
Rogelio Gómez Hermosillo comenta que aunque el proceso electoral se inclinó por López Obrador, fue donde más se usaron programas sociales por parte de los contrarios, “de cada tres mexicanos a uno le ofrecieron algo, despensas, varillas y láminas”.
Ana Sáenz, ex asesora de Lorenzo Córdova, plantea la crisis de los institutos locales, los dobles financiamientos y en general la “electocracia”, por lo que propone y analiza qué se hará con los órganos electorales y los tribunales, que no tienen razón de ser si se considera que la mayoría de los casos llegan al Tribunal Federal Electoral.
