Toluca
Familiares de Verónica Guadalupe Benítez Vega, de 21 años “Lupita”, quien hace dos meses fue asesinada a golpes y con 17 puñaladas en el cuerpo en la colonia San José El Vidrio, municipio de Nicolás Romero se manifestaron frente a palacio de gobierno estatal, en la Plaza de los Mártires exigiendo una "verdadera investigación" por parte de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, ya que incluso hay amenazas en contra de los familiares de la víctima de feminicidio y de su sobrino.
A pesar de que el esposo de la víctima de feminicidio (Luis Ángel Reyes) sigue proceso por este caso en un juzgado del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, los familiares de Lupita -quien tenía 21 años al ser asesinada por su marido- aseguran que no hay una investigación real.
Apostados sobre la plaza cívica de Toluca, señalaron que el imputado está vinculado a proceso; sin embargo, tienen hasta el 9 de noviembre para recabar las pruebas necesarias que acrediten su participación en los hechos, pero "la Fiscalía en Tlalnepantla se ha negado a realizar cualquier tipo de investigación en este caso".
Juanita Benitez Vega, recordó que el día del homicidio de su hermana, la hallaron envuelta en una sábana que cubría su torso y cuello. La cabeza fue masacrada a golpes al punto de la desfiguración. Degollado y su cuerpo destrozado por 17 puñaladas, además con un golpe en su rostro que le produjo un traumatismo craneoencefálico severo.
"Las autoridades dicen que en lugar de ayudarnos nos van a perjudicar y se niegan a realizar el cateo dentro del domicilio donde ella vivía con su esposo y suegra, pero en la escena donde fue localizado su cuerpo no había rastros de sangre, solo en la ropa de su esposo".
Dejo vivo un bebé de tres meses, junto a ella yacía el cuerpo de mi sobrino, junto con MARIA Gabriela (suegra), pero no fue llamada a declarar.
"Queremos que indaguen adecuadamente sobre el caso de mi hermana porque hasta el momento no hay nada".
Reveló que el seis de julio, cuando fue asesinada, pudieron hablar con ella, les avisó que dejaría la comida de su esposo hecha para poder salir a la universidad, pues era estudiante de Bioquímica Diagnóstica en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán Izcalli de la UNAM.
"Era una mujer alegre, ella era feliz. Le gustaba leer, escribir, ayudaba a la gente. Pero no supimos que sufría de violencia hasta que sus compañeros de la escuela nos lo ratificaron".
Narró que el día del feminicidio encontraron a Luis Ángel con la ropa llena de sangre, y en la mano derecha sostenía cabellos del agresor. "Sabemos que él intentó decir que un sujeto quiso robarle al niño, pero nunca hubo testigos al respecto, la Fiscalía no entregó la prueba de genética de esos cabellos y la sangre o piel en las uñas de mi hermana, porque se defendió del ataque, fue lapidada con odio y un secuestrador no haría eso".