Estado de México
La violencia creciente dentro de los hogares derivado del confinamiento por la pandemia, que creció más del 30 por por ciento en el Estado de México, obligó al Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Calidad (C5) estatal a crear la Unidad Especializada de Primera Intervención para la Atención de Violencia de Género, que gestiona y atiende las llamadas al 9-1-1 pidiendo auxilio por parte de víctimas que, en algunos casos, incluso corrían el riesgo de morir.
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Rogelio Sánchez Hernández, director de operaciones del C5 en el Valle de Toluca, explicó que el objetivo primordial fue reducir significativamente el tiempo de respuesta, pues una mujer u hombre que recurren al botón de pánico, una llamada de auxilio o un mensaje en redes sociales, está tomando la última alternativa para salir del conflicto.
Es así que, tras verificar su veracidad, puesto que el 50 por ciento de las llamadas son falsas o de broma, los comunican con alguno de los especialistas, sensibilizados y capacitados para llevar de la mano a una mujer, que incluso ha tomado la alternativa del Código PIZZA, que es aquel empleado por mujeres que fingen pedir una pizza a domicilio, pero en realidad piden ayuda a las autoridades ante un episodio de violencia.
Así, una víctima de violencia que se comunica al número de emergencia o escribe un mensaje en las redes oficiales del C5, recibe asistencia psicológica, legal, además de acompañamiento al Centro de Justicia, el Ministerio Público o un albergue, según sea el caso.
Evangelina Sánchez Sanabria, coordinadora de la Unidad Especializada de Primera Intervención para la Atención de Violencia de Género, informó que del 13 de abril del 2021 - cuando fue creada la unidad- a la fecha, han atendido 10 mil llamadas, proporcionado seguimiento a 11 mil casos.
Además, han brindado acompañamiento a las personas, es decir, al domicilio acuden policías de género estatales que verifican si la víctima se presentó a la instancia correspondiente para denunciar, saber cómo la atendieron y si denunció, además arroparla en el proceso. Aunque reconoció que, del total de llamadas, han tenido víctimas recurrentes, mujeres que no se deciden a denunciar, pues temen dejar a sus hijos sin padre, no quieren dañar al agresor o meterlo a la cárcel.
A estas mujeres la Unidad también les da seguimiento con regularidad, personal de seguridad les llaman o asisten a su casa para verificar que están bien.
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En un año de existencia han generado 646 acompañamientos por parte de la policía de género, iniciando 742 carpetas de investigación y trasladado víctimas a refugios de la Secretaría de la Mujer.
También se generaron 84 medidas de protección por riesgo extremo feminicida, que es cuando la FGJEM lo define tras hacer una evaluación del riesgo. Actualmente, la unidad está integrada por 25 elementos, entre psicólogos, abogados victímales y trabajadores sociales, todos con una experiencia de tres a seis años en atención de temas relacionados con la violencia de género, quienes además han recibido hasta 30 capacitaciones, sobre todo cursos de perspectiva, en materia de género, violencia, derechos humanos, entre otros.
“Somos el primer contacto que tienen con asesoría jurídica, el acompañamiento de trabajo social y se busca la estabilidad emocional para que tome las mejores decisiones e inicie su proceso”, afirmó Eva, la encargada del área.
